martes, 1 de marzo de 2011

por todos los santos

Mi madre ve poco y mal, y ayer me contó un episodio doméstico muy común: había extraviado las gafas, y, por más vueltas que dio en su busca no aparecieron. Tan es así que hubo de encomendar el asunto a San Antonio, especialista, según ella, en este tipo de encomiendas. Pero San Antonio se hacía el remolón, el distraído, el longuis... "Me tuve que poner seria con él  y le dije: ¿bueno, qué? ¿Es que tengo que darte dinero?" Y ya fuese por el enfado o por la cantidad prometida, lo cierto es que al poco aparecieron las gafas de mi madre. Está claro que la fe mueve montañas y remueve armarios, aparadores, sinfonieres, camas... Precisamente, debajo de la cama aparecieron las dichosas gafas. No me cansaré de repetir lo conveniente que es creer. Pero, ya puestos a creer, hacerlo con todas las consecuencias. Con todos los santos. Y así, una tía mía muy querida tenía gran fe en San Ramón Nonato, a quien hay que encomendarse ante los embarazos complicados y los partos difíciles. No en vano San Ramón (no-nato) fue extraído del vientre de su madre, fallecida el día anterior. Un primo palentino de mi mujer tuvo la brillante y casi temeraria idea de darle el nombre de Judas a un galgo que apuntaba maneras; pues bien, a día de hoy  el galgo Judas ostenta el título de Subcampeón de España (ver Google). Para los ateos, volterianos, escépticos y descreídos diré que San Judas Tadeo es el patrón de los imposibles. Y dicho esto, yo no puedo ocultar que soy juez y parte. A saber: en mi familia tenemos un santo (en realidad solo es beato, que yo sepa). Me refiero a nuestro fray Juan Jacobo Fernández ("el santo Fernández" que se venera en la Galicia interior de Celanova y comarca, y que aparece en la Mazurca para dos muertos, de Cela). En síntesis: fray Juan fue (según mi abuela paterna y la tradición familiar) uno de los Trece Mártires de Damasco que fueron despeñados desde lo alto de una roca por no abjurar de su fe en tierra infiel. Mis hermanos, mis primos y yo mismo conservamos la estampa de fray Juan (se da un aire al Dante, por cierto). La abuela Ángeles solía decirnos en tiempos de éxámenes: "si los santos hacen milagros... pues con los de la familia... razón de más." El argumento sigue siendo inapelable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario