viernes, 31 de diciembre de 2010

feliz año nuevo

Queridos y silenciosos blogueros: feliz año a todos. Cada día veo al pinchar en "Estadísticas" el número creciente de visitas a este blog. Los gráficos me dicen la hora de entrada, las fuentes de tráfico, los navegadores utilizados, los sistemas operativos... Y también el país de procedencia. La gran mayoría de las páginas vistas se producen desde España, claro está, pero las "brigadas internacionales" son cada día más nutridas y diversas. Y así llegan hasta aquí diariamente nuevos brigadistas procedentes de (por orden numérico) Estados Unidos, Francia, Singapur, Croacia, Ucrania, Rumanía, Tailandia, Rusia, Reino Unido, Malasia, Polonia, China, Alemania, Eslovenia, Dinamarca, Países Bajos... A todos (y a los nuevos que se asomen al blog en estos días) os envío un saludo afectuoso y os propongo un brindis para  recibir al 2011: "contra la crisis, ¡salud y belleza, compañeros!" Aunque estaría bien que os animaseis a entrar aquí y propusiérais vuestros brindis... en cualquier idioma. Brindo por ello. Abrazos (también en todos los idiomas).       

jueves, 30 de diciembre de 2010

un buen día

Hoy empieza para mí una semana de vacaciones. Por eso, a diferencia de otros días, no espero a la tarde para escribir el post. A esta hora ya he llevado a cabo todas mis tareas de la jornada, dentro y fuera. Tengo la casa en orden, la cocina recogida, el periódico leído, las cosas hechas. He seleccionado una música: Conciertos de Brandenburgo, en la versión ligeramente jazzística de Jacques Loussier. Hoy es uno de esos días que apetece quedarse en casa y disfrutar de ella, de la agradable temperatura, la ropa cómoda, la luz tamizada, de la música mientras suena, del silencio que viene despúes... Siete, diez, doce horas seguidas para no hacer nada o casi: solo estar y disfrutar de ello. Mi abuela paterna solía decirme: "déjate estar." Qué expresión tan afortunada. Dejarme estar es lo que hago ahora. Tengo por aquí algunos libros para picotear acá o allá; también algunos discos, acordes con el día; algunas notas malamente escritas en papeles sueltos. En una de ellas aparece la palabra "excesos"; en otra, una frase entrecomillada leída en el periódico hace algunas semanas: "me obsesiona lo infraordinario, lo que está ahí pero no se puede ver" (qué buena palabra "infraordinario"); en una tercera nota, garabateada en un momento de supuesta lucidez, digo: "la belleza se lleva bien contigo, y a mí me encanta dejarme llevar por la belleza." En fin, un buen día para estar solo en casa.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

cuatro libros

Ayer la música no dejó espacio para los libros. Empiezo por De A para X, una historia en cartas, de John Berger. No es de este año pero da igual, yo lo he leído en estos días y me ha conmovido; es difícil no amar apasionadamente a A'ida. Tierra desacostumbrada, de Jhumpa Lahiri, es espléndido. Todo un descubrimiento esta escritora de origen bengalí. Me llamó la atención no ya lo que los personajes dicen, sino, sobre todo, lo que callan, lo que no son capaces de decirse unos a otros. Como en la vida misma. Poemas encadenados (1977 - 1987), de Pedro Casariego, está lleno de hallazgos, de sorpresas, de juegos, de bromas. Incluso está lleno de versos. Nocturnos, cinco historias de música y crepúsculo, de Kazuo Ishiguro, es un puro placer. Muy recomendable para cualquier aficionado a la buena literatura, pero más aún para quien esté interesado en cómo se escribe y se organiza un relato. Magistral. Y por último, como oferta que no se puede rechazar, un 2x1: La deliciosa historia de Leo y Emmi (toda ella a través de correos electrónicos) en dos volúmenes: Contra el viento del norte y Cada siete olas, de Daniel Grattauer. Ingenio, brillantez, agilidad, humor y, como no podía ser de otro modo, amor, mucho amor. Quizá no sea la más alta literatura, pero qué bien se pasa leyendo esta historia. Una verdadera gozada. Ambos títulos me los regaló una amiga que, como Emmi, también es brillante, inteligente y divertida cuando quiere, aunque no siempre estamos de acuerdo. Mejor dicho: no siempre soy capaz de estar de acuerdo con ella. Bueno, al final me han salido más de cuatro libros. Al revés que en aquella broma de un profesor de mi colegio, cuando decía "los Cuatro Evangelistas eran tres: Elías y Moisés."

cuatro libros

martes, 28 de diciembre de 2010

cuatro cosas

Hay días proclives a las emociones fuertes y días que desde primera hora ya se ve que vienen muy volátiles. Casi prefiero estos últimos: son ligeros, livianos, amables, paseables y... olvidables. No nos enamoramos de ellos, es cierto, pero son esos días que no están mal, que vale, que bueno, que ¿por qué no? Además se prestan a la fantasía o a evocar otros días y mometos que, estos sí, brillan como piedras preciosas de reciente adquisición. Ayer, sin ir más lejos, la negra luz de El Roto brilló una vez más con toda intensidad: un decrépito político español afirmaba en su viñeta: "...Los malos tiempos de antes...¡Esos sí que eran buenos tiempos!" Pero en el año que se va no todo ha sido pésimo. Si hablamos de cine, me quedo sin dudarlo con Toy Story 3, aunque también me gustó no poco (con alguna objeción) io sono l'amore. En música me apunto al espléndido disco de Dee Dee Bridgewater en homenaje a Eleanora Fagan (Billie Holiday para siempre y para todo el mundo). También, cómo no, cómo no, me llevo conmigo esa inmensa Nana de oriente, fundida con el pequeño reloj morentiano, cuando la voz de EM se levanta por encima de las olas y dice, como nadie lo había dicho hasta ahora: "He aquí otra manera de medir / y gira y gira el llanto sin cesar / como el rosario como la noria como el mundo como la espiral del mecanismo perfecto y perpetuo de un reloj..." Para no dejarlo ahí, que duele, remato con este temazo recién descubierto del Sting Live In Berlin; su título: Desert Rose. Toda una joya para sacar a bailar, al calor de la hoguera y a la luz de las estrellas, a... ¡A Rania de Jordania!

lunes, 27 de diciembre de 2010

asuntos exteriores

Nochebuena, Papá Noel, los catálogos de regalos, la iluminación navidena, El Corte Inglés, el frío, las nevadas, la vuelta al hogar, una sentimentalidad un poco empalagosa... En fin, todos eso. Pero es algo comunmente admitido que son días de paz y amor. Y tradicionalmente se ha dicho que la Navidad es un sentimiento universal que va más allá de las fronteras. Pues bien, algo parecido (o casi) empieza a sucederle a este blog. Ya en sus sus inicios registró un misterioso seguimiento desde Singapur, y de ello dejé constancia en este diario. Pero no quedó ahí la cosa: a día de hoy el blog recibe visitas (y no una ni dos) que van desde Estados Unidos a Polonia, desde Rumania a Malasia, Croacia, Eslovenia, Francia, Tailandia... No puedo dejar de preguntarme quiénes son esos remotos visitantes. ¿Españoles por el mundo? Probablemente.Pero eso no aclara nada. ¿Que hace un tipo en Bangkok (aparte de dar o recibir masajes tailandeses) merodeando por este blog mientras yo duermo aquí, y quizá hasta sueñe con uno de esos masajes de aquel lejano país? Y sobre todo, ¿que sucesión de pasos encadenados han llevado a alguien en algún lugar de Alemania o de China a encontrar  esta página, precisamente esta, en la red? Misterios. Eso sí, misterios gozosos de la comunicación global. Aunque, si se busca se encuentra otra lectura un poco más inquietante: alguien te está diciendo con su silencio oriental, "ojo, sé que estás ahí; y te vigilo." Ufffffff.

jueves, 23 de diciembre de 2010

esa dulce pereza

"Lo que apetece un domingo es pasarse todo el día de la cama al sofá y del sofá a la cama; y de la cama otra vez al sofá; y del sofá a la mesa...", dice Blanca Bassols (y lo dice muy bien) en la cuña de radio de Ikea. Pero eso, más que de un domingo cuaquiera es propio de un resacón brutal, quizá tras una Nochevieja salvaje. De hecho, ya existe en Facebook Resacas de la Cama al Sofá y del Sofá a la Cama. Aunque hace tanto tiempo de eso que ni me acuerdo ya de cómo eran aquellos 1 de enero, entre la cama y el sofá y la botella de agua fría. Pero de lo que yo quería hablar hoy aquí es de esa cosa tan refinada y dulce que llamamos "pereza". Y de las palabras que tienen o sienten pereza, o que conducen a ella. Pereza siente la frambuesa al pronunciarse, y el muérdago, la tumbona a la hora de la siesta, la voluptuosidad del vino de Marsala, mi cabeza aposentada entre tus muslos. Pereza es el beso demorado, el párpado al caer, la fragancia que un cuerpo desprende después del amor. Pereza es la lentitud de la mirada al recorrer el horizonte y la curva tan dulce que dibuja una cadera. Pereza es el lujo de tener varias horas en fila, varias tarde seguidas, varios discos de jazz, varias copas de vino en botellas que están por abrir. Pereza es placer... aplazado. Feliz Navidad. El lunes 27 volvemos a vernos... alegre y perezosamente.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

servicio de limpieza

Aunque la imagen de un chillida en la chatarrería me ha fascinado desde el primer momento, y me sigue fascinando como un tesoro en la oscuridad, no voy a hablar hoy de la poética chatarrera, tan poderosa. Pero sí de arrojar al contenedor toda esa especie de chatarra que dejan los días. Hablo de hacer limpieza, soltar lastre, desalojar la broza visible e invisible que se acumula a nuestro alrededor: periódicos atrasados, botellas vacías, ropa vieja en desuso, las migas de ayer en el mantel ... Y también la ceniza fría que dejan las malas madrugadas, los restos del insomnio, los tristes tigres malogrados sin ardor ni brillo; y las sombras gastadas, los arrepentimientos a destiempo, la sucia espuma de las horas que el día no digiere ni la noche acepta... En fin, todo ese cúmulo que ensucia y estorba y dificulta seriamente el discurrir de la alegría y el curso de los acontecimientos. Hacer limpieza es una necesidad y una bendición que purifica, pero también es un placer: nos quitamos, además de un peso de encima, esas capas que se van acumulando con el tiempo y oscurecen los colores de los cuadros más luminosos. Sí, hacer limpieza nos restaura, nos rejuvenece.  

martes, 21 de diciembre de 2010

se tiene o no se tiene

De igual modo que hay "hormigas" y "cigarras", el mundo se podría dividir entre los que acostumbran a llegar puntuales a las citas y los que no. Estos últimos pertenecen a una categoría humana que en cierto modo yo calificaría de superior. Son una minoría, sí, pero una minoría que está feliz de serlo. Una élite. Es gente (encantadora en la mayoría de los casos) que llega normalmente tarde a las citas, a las reunines, a los encuentros con amigos. Pero lo que de verdad les distingue es su modo de llegar tarde: llegan tarde con naturalidad, con una serenidad de espíritu envidiable y exenta del más mínimo apuro o desagrado ante su evidente retraso. Llegan tarde con elegancia, sin esa agitación, y menos aun sofoco, de quien se ha visto obligado a apretar el paso. No. Eso sería una declaración de culpabilidad en toda regla. Los hombres y las mujeres pertenecientes a esta aristocracia dan por hecho que sus sistemáticos diez, quince, veinte o más minutos de retraso forman parte del margen de maniobra en el horario previsto. Y además, en su fuero interno, están convencidos de que las personas que llegan siempre a la hora precisa (¡no digamos ya con unos minutos de antelación!) es gente nerviosa, alterada, apresurada, que va por ahí con un cierto atolondramiento. En otras palabras: ser puntual por principio es una ordinariez; algo impropio de personas que saben disfrutar de la vida y que jamás tienen prisa. Personas a las que da (o debería dar) gusto esperar. Y eso se tiene... o no se tiene. ¡Cómo les envidio! ¡Lo que yo daría por ser uno de ellos!

lunes, 20 de diciembre de 2010

arroz al champagne


En Esencia de mujer, Al Pacino, ciego y excéntrico, conduce un Ferrari por las calles de Manhattan con la sola ayuda de las indicaciones de un joven aterrorizado. Algo así he decidido hacer uno de estos días: perder el miedo a mis limitaciones y lanzarme sin red a un mundo ignoto para mí. Me explico. Yo, en materia culinaria (aunque no solo en ella), aparte de los espárragos de Caparroso (ribera navarra), que me salen de chuparse dedos, soy bastante discreto, digámoslo así. Pero he decidido que ya vale de actitudes timoratas que a nada conducen. En mi casa están un tanto inquietos desde que ayer, durante la comida, dije, más o menos: "no está escrito el día ni la hora, pero que sepáis que, más temprano que tarde, me voy a meter en la cocina y os  voy a hacer un arroz al champagne... con trufa." Mis hijos pensaron que estaba de coña, claro, y se rieron no poco; sin embargo mi mujer, que es muy larga y conoce bien mis interpretaciones, se barruntó la gravedad del asunto ante el tono y la determinación de mi actitud. Naturalmente, tengo todas las cartas para que resulte un desastre sin paliativos; ahora bien, como suene la flauta... me convierto en un ser legendario para mi familia y alrededores: pasar de la nada al todo de una sola vez. Eso sí: en el caso de que los  dioses consintieran algo tan improbable, no volvería a intentarlo en los próximos 20 años. Y que la leyenda crezca y crezca, como un soufflé. Se admiten consejos culinarios para que el naufragio no resulte del todo ignominioso.

arroz al champagne

En Esencia de mujer, Al Pacino, ciego y excéntrico, conduce un Ferrari por las calles de Manhattan con la sola ayuda de las indicaciones de un joven aterrorizado. Algo así he decidido hacer uno de estos días: perder el miedo a mis limitaciones y lanzarme sin red a un mundo ignoto para mí. Me explico. Yo, en materia culinaria (aunque no solo en ella),  aparte de los espárragos de Caparroso (ribera navarra), que me salen de chuparse dedos, soy bastante discreto, digámoslo así. Pero he decidido que ya vale de actitudes timoratas que a nada conducen. En mi casa están un tanto inquietos desde que ayer, durante la comida, dije, más o menos: "no está escrito el día ni la hora, pero que sepáis que, más temprano que tarde, me voy a meter en la cocina y os  voy a hacer un arroz al champagne... con trufa." Mis hijos pensaron que estaba de coña, claro, y se rieron no poco; sin embargo mi mujer, que es muy larga y conoce bien mis interpretaciones, se barruntó la gravedad del asunto ante el tono de mi voz y la determinación de mi actitud. Naturalmente, tengo todas las cartas para que resulte un desastre sin paliativos; ahora bien, como suene la flauta... me convierto en un ser legendario para mi familia y aledaños: pasar de la nada al todo de una sola vez. Eso sí, en el caso de que los caprichosos dioses consitieran semejante desafuero, no volvería a intentarlo en los próximos 20 años. Y que la leyenda crezca y crezca, como un soufflé. Se admiten consejos culinarios para que, al menos, el naufragio no resulte del todo ignominioso.

viernes, 17 de diciembre de 2010

un poco de silencio

Hay cosas que suceden en silencio y que sólo se pueden decir con silencio. Algunas pérdidas, por ejemplo. La serena tristeza que nos dejan. La pena que se queda ahí, callada, con ese gesto indefinido de lo que no tiene nombre. No es grave, o al menos no demasiado, se sobrelleva. Pero es irremediable. Llevo toda esta semana no queriendo hablar de ello. Y no lo he hecho. Le vimos tantas veces, ¡y todas buenas! En el Español, en el Monumental, en el Alcalá Palace, en el Real, en el Palacio de los Deportes, en el San Jaun Evangelista, en aquel patio tan hermoso de Alcalá de Henares, en el Español nuevamente... Y tantas, tantas horas de gloria escuchándole en esta casa y en las otras casas, en los viajes, a veces a 180 kms de juventud por hora. Oyéndole, se deja uno llevar tan fácilmente a no se sabe dónde... Y después, durante un rato, el silencio es distinto. Es un silencio que parece transitado por un millón de cosas, de partículas, como cuando entra en la casa  una franja de sol al mediodía. Es un silencio que le llega a uno al alma. Y no hay más que decir.    

jueves, 16 de diciembre de 2010

placeres inconfesables

Ayer leí una noticia muy divertida: un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge, con la ayuda de "un potente ordenador, que opera con complejísimos algoritmos y millones de datos, revela que el día más aburrido de la historia fue el domingo 11 de abril de 1954." Así, como suena. Al parecer, en esa fecha no ocurrió nada grave ni se produjo noticia ninguna de primera página. O sea, un milagro. También leí ayer, en un hermoso libro de John Berger (regalo de una amiga muy querida) esto otro: "Qué grande es la diferencia entre la esperanza y la expectación. Al principio creía que tenía que ver con el tiempo, que la esperanza era aguardar algo más lejano. Me equivocaba. La expectación pertenece al cuerpo; la esperanza es del alma. Esa es la diferencia." Es curioso, siempre he sospechado que lo contrario de la esperanza es precisamente la espera. La espera es desesperante, y hasta desesperanzadora. Acaba siendo un esperar por esperar. Como hablar por no callar. Cada vez que surge este tema me acuerdo del famoso diálogo en Esperando a Godot: "¿Y qué hacemos ahora?" "Esperar." "Sí, pero, mientras esperamos..." Esa es la cuestión: ¿qué hacemos mientras esperamos? Dejar que pase el tiempo... que no quiere pasar. O dicho de un modo más poético: ver crecer la hierba. Es decir: aburrirnos. Sin embargo, ¡qué placentero puede ser a veces el aburrimiento! Sí, hoy quiero aburrirme muy despacio y muy a gusto. Quiero entusiasmarme de aburrimiento. ¡Viva el 11 de abril de 1954!

miércoles, 15 de diciembre de 2010

sí o sí

Tras haberle negado al martes el pan y la sal, hoy solo puedo decir que sí a todo. Si me dicen que vaya digo que bien. Si me dicen vuelva usted mañana digo que también. Hoy sí quiero lo que tú quieras. Y si tú me dices ven... yo respondo amén. Y no es que vaya donde me lleven, es que hoy me llevan donde voy. Me niego a decir no. Reniego de mis días nones. Abomino de cuantas veces dije no, ni, tampoco, nunca, nada, nadie, niente. Hoy es que sí. Que si me pides baile, te saco a bailar. Que si quieres un verso, te dedico un poema. Que si tú tienes frío,  aquí tienes mi abrigo. Que si  esta tarde tú me das el "do", ten por seguro que yo te doy el "si". Que si deshojamos la margarita, ya sabemos lo que va a salir. Y así podríamos seguir hasta que se haga de noche. Y tú y yo lo sabemos, ¿verdad que sí? Porque hoy lo contrario de sí no es no, es "no faltaba más".

martes, 14 de diciembre de 2010

lo que no puede ser

Hoy va a ser que no, mira por dónde. Hoy no toca. Me niego. Desando lo andado. Me desdigo. Rompo la baraja. No estoy para nadie. Ni me va ni me viene ni quiero querer. Renuncio a escribir nada bueno, ni noble, ni hermoso, ni mucho menos positivo. Ni media sonrisa. Ni un mísero sentimiento de paz, amor y concordia. Hoy no. Un no elevado a la noésima potencia. Una NoNG. Un ni por asomo. Ni por si acaso. Ni por esas. Hoy es no. Nada. Nadie. Niente. Hoy no voy a ninguna parte. No estoy aquí. No soy quien parece que soy. Hoy no hay nada de qué hablar. Ni de coña. ¿Que por qué? Porque no. Porque estoy de no. Y además, lo que no puede ser no puede ser y yo me opongo. Que te den por ahí, puto martes de mierda. O mejor, que ni te den.

lunes, 13 de diciembre de 2010

brindemos por la vida

Es bien sabido desde los tiempos de Oscar Wilde que la naturaleza imita al arte. Pero también es un hecho probado que la vida imita al cine. Y a veces incluso a la ópera. Son esos momentos en que parece como si hubiese un guionista decidiendo qué escena viene ahora y qué diálogo a continuación. ¿Quién no ha visto llover alguna vez en su vida como en la escena en que Audrey Hepburn busca desconsolada a su gatito en Desayuno con diamantes? ¿Quién no ha sentido la presencia de una sombra agigantándose en la noche como las amenazantes sombras de El tercer hombre? ¿Quién no ha percibido, mientras paseaba con ella  por un bulevar en primavera, que su vida entraba de pronto en un musical de Broadway y de un momento a otro iba a sonar Cole Porter? El que esté libre de pecado y fantasía... que se calle. Pero es verdad que hay momentos en que la vida es (o parece que es) como debería ser: una comedia romántica, un musical, un  baile interminable, una fiesta  en la que nadie envejece... O al menos nadie envejece mal. Y esas cosas improbables a veces pasan. De pronto, entras en un bar, en un café de toda la vida, y sucede que... Pincha aquí, sube el sonido en tu ordenador, y verás lo que sucede:
 http://www.youtube.com/watch_popup?v=NLjuGPBusxs&vq=medium
YouTube - Dia Europeo de la Opera en Pamplona. CORO "PREMIER ENSEMBLE" de AGAO. ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

viernes, 10 de diciembre de 2010

fantasía de viernes

Te beso por sorpresa y por detrás. En el cuello, en la nuca... Ello provoca en ti un pequeño estremecimiento, una leve sacudida o corrimiento de tierras apenas perceptible. Inicio ahora un camino descendente de besos por tu espalda. Me desvío hacia las dunas a la altura de tu cadera. Me demoro en el trazo ondulado de la curva. Reemprendo el viaje. Me introduzco a ciegas por el túnel que horada la cordillera de los glúteos cruzando el tragaluz. Aparezco del otro lado, emergiendo entre la cara interna de tus muslos... Te recorren ahora mis labios y mi lengua como un tren que hace de tu cuerpo el territorio de sus viajes. Hago un alto en el camino antes de visitar ese oasis fragante, allí donde le esperan al viajero la rica miel y el agua fresca del aljibe. Y allí es donde te contemplo en silencio, mientras permaneces tendida en la jaima, desnuda... con los ojos vendados. Adivina quién soy. ¿Quién crees que puedo ser? Soy el atardecer del viernes. ¿Eres tú, acaso, la madrugada del sábado?

jueves, 9 de diciembre de 2010

leer, soñar, vivir

Esto leí hace ocho años, en octubre de 2002: "...la ficción nos completa, a nosotros, seres mutilados a quienes ha sido impuesta la atroz dicotomía de tener una sola vida y los apetitos y fantasías de desear mil. Ese espacio entre nuestra vida real y los deseos y las fantasías, que le exigen ser más rica y diversa, es el que ocupan las ficciones." Ayer leí esto:  "...en cuyos libros descubrí que, aun en las peores circunstancias, hay esperanzas y que vale la pena vivir, aunque fuera solo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias." Y esto otro: "Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos..." "Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida..." "Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola." Y tambien esto: "...tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera (...) de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible." El primero de los textos citados pertenece a La verdad de las mentiras, de Mario Vargas Llosa; los demás, a su discurso leído el martes, 7 del 12 de 2010, en la Academia sueca. Un discurso que para algunos ya forma parte de nuestra historia sentimental. Su lectura fue una experiencia sencillamente maraviLlosa.

martes, 7 de diciembre de 2010

tierra de nadie

Martes y llueve. Hoy es un poco de nada entre dos luces, res nullius, un lugar perfecto para solicitar el estatuto de refugiado y acogerse al beneficio de un buen paseo por viejos lugares que nunca fallan. Retomemos pues el viaje donde lo habíamos dejado el viernes. Y puesto que hoy estamos en tierra de nadie, eso nos lleva a coquetear nada menos que con Gilda. Ella se define a sí misma con estas palabras: "si yo fuera un rancho me llamaria Tierra de Nadie." Dejando ahora a un lado los "miénteme, dime que me quieres" y otros clásicos imprescindibles, estaría bien volver a la inolvidable Dos en la carretera; allí aparece una de mis frases favoritas: "como le dije a la duquesa: si  quiere ser duquesa, sea duquesa, pero si quiere amar, quítese el sombrero." Volviendo al blanco y negro, pocas frases tan sugerentes como la que pronuncia Marlene Dietrich en Shanghai Express; a la pregunta "¿Está usted casada?", ella sonríe de aquella manera tan suya y responde: "Han sido necesarios muchos hombres para llegar a ser Lilly Shanghai." Años después, la propia Marlene, ya madura, en un western crepuscular titulado Encubridora, le dice a un joven y enamorado Arthur Kennedy una de las frases más estremecedoras y más poéticas que recuerdo: "¡si pudieras marcharte ahora y volver hace diez años!" Cuántas veces, cuántas tardes de nadie o con alguien hemos sentido el deseo de marcharnos ahora y volver hace... diez, quince, veinte años? Creo que ha dejado de llover.

viernes, 3 de diciembre de 2010

lejos, muy lejos

Viernes y puente. Qué sensación de largo viaje. Aunque sea un viaje de tres días y medio. Pero ese 3 y 1/2 me recuerda hoy el andén 9 y 3/4: lleva no sabemos dónde. Y esto me hace pensar que no sé si lo que tengo es necesidad de huir o de pasear por el parque entre dos luces. Pero yo he descubierto una vocación tardía (son las mejores) de guía turístico. Me apetece ahora llevar a los lectores de este blog (lectoras en su mayoría) a lugares infrecuentes y, acaso, un puntito extravagantes. Tengo unos cuantos destinos. Que cada cual elija o proponga el suyo. Anoche soñé que volvía a un lugar de la memoria, por eso sugiero un viaje a Manderley, antes de que la gran mansión victoriana sea pasto de las llamas. No muy lejos en el tiempo está Brideshead, que siempre merecerá ser revisitado. Narnia no está ni cerca ni lejos, pero qué fantasía una noche en blanco con Lucy, Susan, Peter, Edmond... e tutti quanti. Tierras Calientes, en el ardoroso México, es un destino para perder la cabeza y no volver nunca más a las tierras frías de la realidad. El Sacro Bosco de Bomarzo es perfecto para una lectura y una escapada. Las colinas de Ngong, en África, es un destino más grande que la vida. El condado de Yoknapatawpha, en el profundo santuario del sur, promete pasiones llenas de ruido y furia. Las ciudades invisibles del Gran Kan (Zora, Eufemia, Cloe...) invitan a la arquitectutra y al urbanismo onírico. Gotham City, la ciudad de Mahagonny, la remotísima Pandora en 3D... Y mucho más cerca, Viana del Prior, donde siempre nos esperará una prima ardiente, católica y sentimental. Aunque también podemos refugiarnos bajo la niebla poética en algún lugar donde habite el olvido. Nos vemos el martes, de regreso.

jueves, 2 de diciembre de 2010

cosas que pasan

 ¿Qué pasa cuando no pasa nada?, nada relevante, se entiende, nada digno de ser destacado o que sobresalga por encima de lo demás. Pues cuando "no pasa nada" es cuando mejor se ven las cosas que pasan. Pasa el tiempo, que es donde todo sucede, incluso lo que no sucede; pasa el rojo hacia el verde, con una breve escala en el ámbar; pasa un tipo entre la multitud pensando en hacer algo horrible que nadie sabrá nunca que eso ha pasado por su mente; pasa otro que lleva en la cara (y él lo sabe o lo teme) un delito que no ha cometido... todavía; pasan un par de zapatos rojos de tacón que la policía de asuntos secretos debería seguir sus pasos; pasa una colegiala adolescente con una expresión de pesadumbre abrumadora y entra en una farmacia; pasa un autobús sin viajeros, "fuera de servicio"; pasan olvidos que se están produciendo, que están teniendo lugar aquí y ahora sin que nadie los detecte; pasan llamadas a móviles silenciados, o desconectados, o fuera de cobertura (algunas son urgentes); pasan deseos sexuales; pasan ríos invisibles de ideas descabelladas, de planes muy oscuros que (por suerte) no verán la luz; pasan un millón de cosas por minuto, aquí, en el eje Fuencarral - Gran Vía - Montera; pasa que alguien me ha descubierto y no puedo seguir mirando impunemente por más tiempo. Es una chica rumana que hace esquina.      

miércoles, 1 de diciembre de 2010

por muy poco

Elegir siempre es dramático; no por lo elegido sino por lo descartado. Si nos atenemos al mundo de las palabras, el número de opciones, de combinaciones posibles es casi ilimitado. Pero además es infinitamente más rico, más sugerente, todo aquello que no hicimos, no escribimos, no creamos... aunque estuvimos cerca de ello, muy cerca incluso, como cuando no coincidimos con alguien por una diferencia de apenas unos segundos, o por unos pocos metros de distancia que nos separaron en aquel bar de copas atestado de gente... Y ese alguien, en esa noche en que llovía de un modo tan propicio para compartir paraguas, hubiera sido determinante en nuestra vida, quizá la mujer de nuestros sueños, el hombre que hubiera cambiado nuestro destino. ¡Por qué poco  no suceden las (mejores) cosas! Es lo que decía ayer aquí: un vaso que se rompe y... altera para siempre el curso de los acontecimientos. Y si aplicamos esto al trabajo, cuántas buenas campañas, ideas, acciones, se quedaron a un tris (o a un clic) de surgir, nacer y triunfar. ¡La de leones de Cannes que no hemos ganado! ¡Toda una leonera! En cuanto a los amores... mejor ni hablar. Dice George Steiner: "un libro no escrito es algo más que un vacío. Acompaña a la obra que uno ha hecho como una sombra irónica y triste. Es una de las vidas que podríamos haber vivido, uno de los viajes que nunca emprendimos."