viernes, 29 de octubre de 2010

buona sera, ci vediamo

La sesión de masaje de ayer fue como una visita al paraíso. Primero, la luz apaciguada y la temperatura amable para la desnudez en la camilla de piedras removibles de jade caliente; a continuación, las manos de ámbar de la  masajista extendiendo el bálsamo aromático por todo el territorio (bueno, por casi todo) y convirtiendo el cuerpo en un templo -griego, por supuesto- consagrado al culto del dios placer y de la diosa voluptuosidad. Y todo ello mientras el aire se empapaba de fragancias frutales, y una música tántrica, atmosférica, combinaba el oleaje de la mar con la armonía de las esferas... Ay de mí. Como hubiera dicho Vinicius de Moraes en el Café de la Fusa: "creo que sentí toda la Tierra rodar." Una hora después, comulgábamos con el sintoísmo nipón del silencio limpio y los pescados crudos. A la salida, la Gran Vía en todo su esplendor seguía allí. Sin embargo, hoy es viernes... y no lo parece. O no me lo parece. Ciao, caro diario. Il martedí sarà un'altro giorno.

jueves, 28 de octubre de 2010

en cuerpo y alma

Al igual que en la mesa, en el trabajo hay días salados y días dulces, picantes, aromáticos, agrios, especiados. Hay días de banquete y días de ayuno, de cómida rápida y de digestión pesada, de comida basura y de delicatessen. Hoy ha sido (para mí) un día... soso, así como de dieta blanda. En fin, un día que ni fu ni fa, ni carne ni pescado. Confío en que lo que resta del día me compense de algún modo. La teoría de los vasos comunicantes tiene que funcionar: el vacío que deja una cosa debe ser llenado por otra. Cuestión de equilibrios. Y de equilibristas. Pero dejemos la cuerda floja y su campo semántico.  Hoy tengo sesión de masaje (una hora) en un ático con vistas, y a continuación cena en un restaurante japonés. Los multimillonarios vivimos así. Del caño al corro y del corro al caño. Son dos culturas: por un lado el culto al cuerpo de los hedonistas griegos (no sé cómo me las arreglo pero siempre acabo en Grecia); por otro, el misterio de Oriente, los jardines ascéticos, el taoismo llevado a la mesa... En fin. Veremos.

miércoles, 27 de octubre de 2010

justicia poética

"A pesar del otoño, creceremos", decía una canción del cubano Amaury Pérez. Por cierto, ¿qué habrá sido de él? Compuso no menos de media docena de canciones bellísimas que yo a veces tarareo en el coche, o volviendo a casa por la vereda, tras unos vinos de jueves: "Aurora y Magdalena se querían / como quiere a las lágrimas la pena, / oh, benditos, los bardos que pedían / auroras para cada magdalena." Sí, quiero creer que, a pesar de todos los pesares, el otoño (este otoño de asombrosas matinadas y atardeceres dignos del Museo del Prado) se va a poner de nuestra parte y conseguir, por una vez, eso que llaman "justicia poética". Vale, lo admito, hoy estoy deliberadamente platónico; quiero decir: me la juego y apuesto 50 de los grandes a favor del  jogo bonito brasilero, de las bellas artes plásticas, de Zidanne frente a Materazzi, de las cosas... como deberían ser. ¡Qué demonios, ya puestos a apostar, apostemos por las causas alegres y hermosas de este mundo! ¿Y si vienen mal dadas? Entonces, más que nunca: elegancia, dignidad, estilo... y un puntito (sólo uno) de arrogancia y desdén frente a la vulgaridad.  En otras palabras: la cosa está jodida, pero, o levantamos la cabeza y plantamos cara al bicho... o viajamos a Shangai 1930 y nos metemos / tumbamos en un fumadero de opio. Y la verdad es que introducirse en Shangai, cerrar los ojos y aspirar las fumarolas del ensueño... apetece, a qué negarlo. Pero la otra opción, jugar bonito y ganar contra pronóstico... es demasiado excitante.

martes, 26 de octubre de 2010

casa de citas

Hoy me encantaría ser uno de esos tipos que salen a escena y, a falta de mejor cosa, empiezan a tirar de repertorio. "¿Saben aquel que diu...?" Dos horas después, el público está que se deshace de risa, ha consumido media docena de whiskys y ha visitado otras tantas veces al cuarto de baño. En mi agencia hay gente muy ingeniosa, eso no hay quien lo niegue; tanto es así que hace años empecé a tomar nota de ello en un bloc al que di el nombre, no demasiado original, de Casa de Citas. En él aparecen cosas divertidas. Por ejemplo, nuestra querida Zor tenía aquella mañana 24 años. Y ni uno más. Tras una reflexión de mucha madurez, sentenció: "Yo estoy vieja para mi edad." Otro día, mientras subíamos en ascensor, NP rompió el silencio: "Fran, qué alto eres; ¿cuánto pesas?" Recuerdo cuando un compañero del departamento creativo le espetó a otro: "¿Tú eres gilipollas... o es que te has tragao un payaso?" El mismo de la anterior pregunta se despachó con un adejtivo que hasta entonces no habíamos oído (ni hemos vuelto a oír): dolcegabanero. En una tarde de verano, creo que la terraza del Círculo de Bellas Artes, llegamos a la conclusión de que, en efecto, en esta vida era importante tener "un sexo sentido." En otra sentada alguno de nosotros creó una nueva acepción para el término guirigay: "maricón extranjero." En fin, hay páginas y páginas en nuestra Casa de Citas a las que poder recurrir en momentos (como el de ahora mismo) en los que este copy en crisis ni siquiera se acuerde de "aquel que diu..."

lunes, 25 de octubre de 2010

donde esté un buen lunes...

Después de todo este tiempo escribiendo el diario en la intimidad, me resulta raro hacerlo directamente en el blog, sobre todo por lo que ello tiene de pasen y vean, de jornada de puertas abiertas en este, digamos, concesionario de mis interioridades. Y dicho esto, hoy no ha estado nada mal mi media jornada de lunes. Al entrar en Fuencarral a las 8.30, he visto el cielo de Madrid como un sutil fondo de cuadro, muy pictórico, sí, en tonos grises, nácares, celestes, sonrosados... Qué lujo de otoño estamos teniendo. He llegado a la agencia pronto y con buen ánimo. Lástima de un buen café-café. Empiezo a acariciar una idea (hay ideas que se dejan acariciar), a saber: el lunes no tiene por qué ser un mal día. Argumentación: si el fin de semana nos depara vino y rosas, alegría, siestas, placeres, caminatas, amigos, lecturas luminosas, goles que son amores, un verso que arrebata, unos ojos verdes, alguna fantasía... ¿Entonces?, con ese cargamento, ¿cómo no llegar de buen ánimo, mirar el correo, sonreírle a Zor cuando aparece... (hay un bellísimo poema de Alberti dedicado a María Teresa León: cuando tú apareciste) Concluyo: llevo camino de que me gusten los lunes. Qué peligro.

sábado, 23 de octubre de 2010

la función va a comenzar

Hasta ayer, viernes 22, este era un diario íntimo, reservado; ahora ya es un diario abierto, público. Aún no sé en qué medida va a incidir esto en él, en mi disposición. Así pues, he pasado de tender mis prendas en la cuerda de un patio luminoso, pero privado, a exponerlas delante de todo el que quiera verlas, enjuiciarlas, criticarlas. Hay por tanto en ello un punto de exhibicionismo que acaso desnaturalice un poco lo que venía siendo hasta ahora este ejercico diario. En otras palabras, ya no hablo ante el espejo: salgo a escena. Es curioso, yo, que en tiempos soñé con ser actor de teatro, ahora, por arte de blog, me veo saliendo al escenario cada tarde/noche a interpretar un monólogo (quién sabe si diálogo) en el que confío no impostar la voz en exceso, ni sobreactuar más de la cuenta. Aunque no ignoro que todo actor tiene multitud de voces, de caras, de maneras de andar, reír, llorar, decir, callar... Entonces, al hilo de esto, ¿habrá días que quien hable aquí sea un copy de sainete, de teatro del absurdo, de opereta, de comedia romántica, de juerga flamenca, de drama...? Todo está por ver.

jueves, 21 de octubre de 2010

más química, por favor

Como buen ateo frío, soy un ardiente defensor de los laboratorios suizos; también americanos, alemanes, catalanes... Para mí, la Santísima Trinidad Laica (la Trini, vamos)la constituyen Pfizer, Bayer y Novartis. Por ello (continuando con el tema de ayer) me sorprende y hasta me escandaliza un poco que no estén resueltos aún los dolores del alma. ¿Cómo es posible que el dolor físico (esa maldición bíblica) esté neutralizado desde hace tiempo y no suceda lo mismo con la amargura, la pura pena, el desconsuelo? ¿Qué os pasa, científicos, investigadores, ejecutivos de la Gran Farmacia? Si habéis sido capaces de crear Viagra, Levitra, Cialis y otros prodigios, ¿por qué mi tristeza sin remedio cuando no encuentro lo que busco, cuando no me salen las cosas? Mal, muy mal, chicos.      



miércoles, 20 de octubre de 2010

bendita química

Hay días (bueno, más que días... semestres enteros, legislaturas completas) en que de buena mañana un ángel silencioso debería  espolvorear en el aire de las agencias o en las cafeteras de primera hora una dosis conveniente de Prozac o algo semejante. ¡Estamos a menudo tan necesitados de ello! Campañas que no salen, ideas que no nos salen*, concursos que... tampoco. ¿Quién está a salvo en este oficio nuestro de melancolías, brumas del alma y cosas aún peores? Los de RR.HH. (o, en su defecto, los de administración) deberían tener esto en cuenta y suministrarnos generosamente algo (llámese Prozac, serotonina en vena, fluoxetina, yo qué sé, alguna viagra para el alma) que levante nuestro ardor e ilumine nuestro espíritu, tan ensombrecido en días como hoy, en semanas como ésta.  Que así sea. Y que una legión de arcángeles benéficos acuda alguna vez en nuestra ayuda.

(*) léase “me”

lunes, 18 de octubre de 2010

un griego

Un ludópata, un cleptómano, un sexoadicto, etc, deben tener presente en todo momento cuáles son sus inclinaciones y sus debilidades. Un copy en crisis, también.  
A éste, la dificultad le invita a la inhibición, y a ser posible a la invisibilidad. A día de hoy, este ejemplar constituye una rara avis, y se discute si debe ser declarado especie protegida o preferiblemente en extinción. El copy en crisis tiene (o  desarrolla) un punto de sibaritismo que le hace elevar a categoría la expresión “a la carta”: esto sí, esto no; esto me va, esto no me viene; con esto puedo, esto me puede. Aunque me resulta una figura... familiar (o precisamente por ello) no niego que me encantaría ser césar en el coliseo; ése que con un gesto de su mano decide si condena o perdona. La posición de mi pulgar es clara: perdonar es de cristianos; y yo nací y viví en Grecia, en el siglo V antes de Cristo. 

viernes, 15 de octubre de 2010

bonsoir, tristesse

Hoy sí. Hoy el enunciado de este diario está plenamente justificado. Se veía venir. La veía venir. Estaba en ella a sabiendas de que ella (la crisis, sus efectos) se había instalado en ese trabajo concreto y yo no era capaz de desmontarla. No lo he sido.  Pero lo voy a ser. Mañana por la tarde. El precio es la tardanza, las horas de más que me roba, el poso de amargor que deja. De momento, me ha robado el buen humor, la alegría del viernes. Hoy el título de la novela aquella sería Bonsoir tristesse. Estoy haciendo literatura, qué remedio. Es el viejo truco: “Cantando la pena, la pena se olvida.” Luego irán llegando las cosas favorables: los sms de los viernes (ya casi imprescindibles), el buen vino a la caída de la tarde (también casi imprescindible), la música bien escogida, los preparativos rituales de la cena, la luz, el ambiente, el amor que le tenemos a esta casa... No tengo derecho a quejarme. Además, quejarse no sólo es inútil: es de un pésimo estilo.                



jueves, 14 de octubre de 2010

¿qué crisis?


¿A qué crisis alude el enunciado de este diario? Crisis es mutación (en ambas direcciones: para mal o para bien); es encrucijada; es tránsito. Hacer crisis para los médicos es lo que entendemos por punto de inflexión: o mejoras del todo o empeoras definitivamente. Pero éste no es el diario de una crisis, sino el de alguien que está en crisis, que habita un estado que llamamos crisis: casi que su nacionalidad y su pasaporte están marcados por esa palabra (no lo he mirado en el Etimológico, pero me apuesto doble contra sencillo a que crisis es de origen griego, como todo lo bello, lo inteligente y lo terrible de este mundo). De modo que si estoy en crisis, si he adquirido esa provisional ciudadanía, quiere ello decir que regreso al futuro, que vuelvo a aquello a lo que siempre aspiré: ser un sofista pre-socrático, un epicúreo que alcanza la ataraxia a través del conocimiento, los placeres, las ideas, los amores, las palabras... 

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿escribir para qué?




Miércoles 13 de octubre



Este diario ya casi se escribe solo. A eso de la media tarde empieza a pedirme paso, como alguien que levanta la mano para tomar la palabra. El tema, el asunto, el día, son lo de menos. Lo de más es el hecho de escribir en sí. Y escribirlo aquí. Casi que el diario me escribe. Así las cosas, yo soy el formato, el soporte..., y el diario vierte sobre mí todo cuanto le sale al paso o le provoca “mi tema”, “mi yo”. ¿Llegará a detestarme este diario? ¿Llegará a aceptarme, a comprenderme, a perdonarme? De todos modos, hoy ha sido un precioso día de octubre: desde el primer café austrohúngaro en el Palacio Topkapi... hasta el sms recibido hace algo más de un rato. Hay personas bellísimas, bellísimas..., y a veces ni siquiera ellas lo saben. Pero, volvamos al principio. ¿Por qué y para qué escribir? Escribimos para saber qué escribiríamos si escribiéramos. Marguerite Duras.     

lunes, 11 de octubre de 2010

escrito a deshora

Hay una especie de contradicción en ser lunes y víspera de fiesta. Hoy, casi jornada de reflexión en la agencia. La bella Zor y yo (podría ser mi hija; quizá por eso soy, a mi manera, cariñoso con ella) bajamos a tomar un café-café. Está bien esa tranquilidad que nos permite contestar mails eligiendo cada palabra, saboreando incluso el ritmo de la frase. Pero resulta difícil sustraerse a la sensación de que en días así nos sobra espacio, luces encendidas, ventanas a la calle... Deberíamos tener en cuenta estos momentos cuando maldecimos (con toda razón) prisas, excesos, aglomeraciones de trabajo, horas de más... ¡Ufff, qué peligro! ¿Me estaré volviendo de derechas? Por cierto, hace tiempo que me vengo preguntando qué es hoy ser izquierdas. Ser de izquierdas, según yo lo entiendo, es lo contrario al dogma, a quedarse uno quieto y dar por bueno lo que dábamos por bueno; es, sobre todo, hacerse preguntas, y estar dispuesto a responderse uno mismo con honestidad intelectual, y aceptarla, y asumirla, sea cual sea la respuesta. Sí, creo que ser de izquierdas consiste en replantearse uno todo permanentemente. Me viene ahora la letra de aquella canción: “que no, que no, /que el pensamiento / no puede tomar asiento, / que el pensamiento es estar / siempre de paso, de paso...” 

viernes, 8 de octubre de 2010

sonrisa y media

La media sonrisa de ayer ha recuperado a la otra media: hoy, sonrisa entera. Bien en el trabajo. Aunque no lo parezca, a veces hay personas profundamente humanas desde el minuto cero que también son clientes. ¿Cómo era aquella copla? “¡Viva Sevilla, viva Triana /y los barcos que vienen desde La Habana!” Gracias a ellos dos, esto me lleva a pensar 30 segundos que quizá nos deberíamos des-sofisticar un poco alguna vez, y ser más humanos que supuestamente divinos, más personas que personajes, más...(haber cómo lo digo) más de la Nobleza que la Aristocracia. Punto y aparte. ¡Qué secreta alegría cuando una amiga reaparece! Viernes, vino, bromas, risas (yo mismo me caricaturizo sobre la marcha para suscitar en ella su risa tan hermosa, tan hermosa...) 

jueves, 7 de octubre de 2010

sobre los ángeles

Hoy no ha sido para mí un día especialmente bueno en la agencia; tampoco especialmente malo. Cuando algo no fluye como debe se convierte en un trombo que obstaculiza la circulación y genera atascos. Lo conozco. En fin, no todo iba a ser paz y amor... y el Plus al salón. Además, tampoco es bueno aburguesarse en un estado de bienestar y felicidad sin límites. Mientras  bajaba en el ascensor, el espejo me ha devuelto la media sonrisa agridulce, ésa que se queda a mitad de camino entre el reproche y la decepción. Pero, como es sabido y está demostrado, Dios nunca abandona a un buen ateo. Saliendo de la estación de Rubén Darío (¿de qué otra si no?), el Señor me ha enviado un ángel con rostro de ángel, y sobre todo con voz de ángel. Pliego el periódico y abro bien los ojos para escuchar mejor. No me puedo creer este milagro. Nunca lo había hecho hasta hoy: en Diego de León abandono mi asiento y voy tras sus pasos para seguir oyendo su voz en el vagón contiguo. A la salida, en el andén (metro Quintana), me presento a ella, no como “copy en crisis” sino como “creativo de publicidad”; le digo que me gusta cómo canta, que si tiene algo grabado... “Toma mi tarjeta. Escríbeme a este mail. Nunca se sabe, pero me encantaría...” No creo que pase de los 30 años. Canta como una brasileña elegantosa, pero con unos acentos dulcísimos (“melismas”, dicen los flamencos) que te llegan al alma... o quién sabe a dónde. Lo cierto es que esa chica rumana  me ha fascinado. Se llama algo así como “Ilionella”, y canta como los ángeles. O mejor.     

miércoles, 6 de octubre de 2010

una reflexión (2)

..Y no sólo es bella. “Flexibilidad” y “felicidad” tienen una fonética muy parecida: comparten siete letras, y casi en el mismo orden. Por tanto, pudiendo ser felices, ¿por qué ser rígidos? Pudiendo bailar, jugar, nadar, oscilar, seducir... ¿por qué permanecer en un traje de escayola? Si podemos acariciar la curva musical que dibuja una cadera, ¿por qué renunciar a ello? El estricto ángulo recto (en la vida) no es más que la ausencia de melodía y la constatación de un fracaso. La belleza, el placer, la felicidad, la naturaleza, el talento... piensan, sienten, gozan y actúan en curva. La sutileza, el matiz, el detalle, el color, el aroma, el paladar, el David de Miguel Ángel... son curva. El inmovilismo, la tirantez conceptual, las rigideces mentales, la inflexibilidad y toda su parentela... son el resultado de una ausencia de alegría, de amarga resignación, de estériles tristezas. Por favor, si somos medianamente inteligentes: seamos flexibles; flexibilicémonos.    

martes, 5 de octubre de 2010

una reflexión

A juzgar por la expresión de su rostro, Zor ha dormido bien. A primera hora, observo que tiene esa cosa como esponjada de quien ha disfrutado de un sueño profundo y reparador. Las mañanas empiezan a ser frescas, no frías, y eso se traduce, aunque por ahora sólo ligeramente, en el vestuario. Dejando aparte alguna bonita chaqueta en el DC (Distrito Creativo), la palabra del día ha sido “flexibilidad”. Todo me lleva a ella. Pensamiento flexible. Actitud flexible. Relaciones flexibles... Sentido y flexibilidad. Debemos flexibilizarnos. ¿Y reflexibilizarnos? Sería algo así como una reflexión flexible. Cambiar de horario, o de mesa de trabajo, o de estatus, o de nivel de algo... exige una cierta reflexión flexible. Para este otoño, chaquetas ligeramente desestructuradas y comportamientos amablemente cálidos. El lema sería flexibilicemos posturas; la flexibilidad es bella. (Continuará)

lunes, 4 de octubre de 2010

Silencio, qué silencio

A diario me gusta llegar pronto a la agencia, levantar los estores, ventilar el aire detenido, leer el correo, contestar algún mail, tomar un primer café... y que todo ello suceda como bendecido por el silencio limpio de la mañana. Pero hoy, lunes, el silencio se ha prolongado mucho más allá de ese primer cuarto de hora habitual. Un silencio apenas pespunteado por el sordo teclear en algún ordenador, o por el sonido de algún teléfono lejano. Pero no hay cruce de palabras en el aire, no hay diálogos. Cada cual está en lo suyo. Y en su propio silencio. Cómo no recordar entonces el verso de Rosales: “el silencio de dos nunca se junta.” En fin, es lunes. Aunque Zor ha estado en Amsterdam tres intensos días y vuelve cansada y fascinada. Me confiesa: “tengo sueño.”

viernes, 1 de octubre de 2010

Respetarás los viernes

No hay quinto malo, dicen, y menos siendo viernes, añado yo. Los viernes tienen otra luz, el aire es más ligero y desde primera hora todo parece respirar un optimismo contagioso. Aunque alguna vez da la impresión de que algún dios menor conspirara para desmentirlo. Debería existir una ley no escrita, un pacto de caballeros (o de damas y caballeros) para respetar los viernes y preservarlos de cuanto no vaya en la buena dirección. Algo así como lo que ocurre  en los conflictos durante la Nochebuena: se respeta una tregua no declarada.
Hoy, como toda la semana, ha sido un día de paz y buenos sentimientos. Y además, se ha despedido un compañero, Joaquín, y se han entregado dos regalos de cumpleaños. El mío es de esos que nunca fallan: tres botellas de vino -joder, qué fama- acompañadas de seis bonitas copas. Y a ello hay que añadir, a la salida, algo más de media hora de buena compañía, rica conversación y un poco de jamoncito para no perder la costumbre. En fin, cosas que crean adicción. El lunes será otro día.