lunes, 21 de marzo de 2011

el mar de Castilla

En un día como hoy, que más que lunes de marzo parece jueves de Corpus Christi (pero qué beato soy, se me nota a la legua, ya lo sé), me apetecía escribir aquí sobre la llegada de la primavera y el modo en que se manifiesta en el flujo sanguíneo, en el brillo de la mirada, en los rejuvenecidos andares..., todo eso a que aludía el poema de Machado al viejo olmo. Pues no puede ser, y mira que es lástima. Pero si no lo digo aquí y ahora... voy a dormir peor de lo que ya duermo. Y como bien sabéis, con la salud no se juega. Y con las cosas de comer tampoco. Ni menos aún con las de respirar... A lo que voy. Resulta que quien puede hacerlo quiere poner una planta de residuos industriales (parte de los cuales ha de ser necesariamente incinerada, con todo lo que ello implica) en un pueblo de Tierra de Campos llamado Ampudia, entre Palencia y Valladolid. Es decir, en una zona cerealística, donde no hay ni una sola industria en miles de hectáreas a la redonda, quieren imponer una planta de almacenamiento e incineración de los peores residuos industriales. Y lo más triste es que hay quienes, por un plato de lentejas (contaminadas, claro) están dispuestos a agachar la cabeza y decir "lo que usted diga", "a mandar". Aunque, como sabéis, yo no soy ni por asomo apocalíptico, ni menos aún fundamentalista, ni puritano de nada, ni incondicional de nadie. Mi vocación hedonista me lo impide. Sin embargo, no puedo ocultar que estoy muy enfadado por este feo asunto. Al parecer hay una gran e interesada desinformación al respecto. Por eso me permito decir aquí (sin que sirva de precedente, espero) que si escribís en Google "No a la incineradora de Ampudia" os podréis informar sobre el tema y, quien lo desee, poner su firma en contra. Había en mi pueblo un dicho muy extendido: "¡A joder... a Ampudia!" Creo que éste podría ser un buen eslogan cabreado para plantarle cara a una ocurrencia tan desafortunada. Pero no quiero acabar así el post de un día tan luminoso. Os diré una cosa: id a Ampudia en cualquier época del año; tiene un espléndido castillo, una hermosa rúa porticada, buena gastronomía, una excelente Posada Real: la Casa del Abad; y a ser posible id en primavera y preguntad por el mirador. Desde allí arriba veréis en abril o mayo un espectáculo incomparable: ¡el mar de Castilla! ¡Miles de hectáreas de cebada y de trigo en un verde oleaje que nunca olvidaréis! Id a verlo, y a respirarlo. Es maravilloso. Os lo aseguro.

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