viernes, 11 de marzo de 2011

Newport, Paxton, Kool...

Mi post de ayer empezaba hablando de humos de película. Hoy también me apetece aspirar el aroma de algunos cigarrillos que sucedieron, valga la expresión, hace... cuarenta años. Hablo de cuando fumar era una cuestión de estilo, de los tiempos en que el cigarrillo gozaba de un prestigio supremo, especialmente el americano: moderno, cosmopolita, liberal... Y también, sensual. Recuerdo aquellos veranos de mi adolescencia, cuando venían a la casa grande de los abuelos, en Castilla, las primas de Madrid. Eran guapas, jóvenes, rubias; hablaban, vestían y olían de un modo diferente; traían los últimos singles del pop más actual. Y luego (yo tenía dos o tres años menos), a la hora de la siesta, me permitían estar con ellas en la penumbra de las "profundas alcobas interiores", escuchar sus conversaciones sotto voce acerca de novios y guateques, y también aspirar el humo (incluso dar alguna calada) de sus imcomparables cigarrillos recién encendidos. Cada una de las tres tenía un estilo propio de encender, sostener, llevarse a los labios el "pitillo" (ha caído en desuso esta expresión), aspirar y expulsar después el humo... tras permanecer unos segundos en sus bellos, saludables y fragantes pulmones. Qué bien fumaban y reían, tumbadas en la cama, a la hora de la siesta, mis queridas primas. Hay nombres de entonces, marcas que con solo pronunciarlas se llena la memoria de un humo tan tibio y azulado... Marcas con un poder de seducción incomparable, tales como Philip Morris, Newport, Paxton, Kent, Kool... "Menthol, King Size Box, Made in USA", lo recuerdo bien. Luego la risa se transformaba en sonrisa, los párpados cedían lentamente, el humo iba dando paso al  sueño, al sueño... ¡Despierta, gilipollas! ¡Es viernes, 11 de marzo de 2011!

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