martes, 15 de marzo de 2011

sin pareja

Ahora resulta que el misterio de los calcetines sin pareja, que siempre nos ha tenido locos en esta casa, es al parecer un fenómeno universal. Creo haber leído que el caos es un orden del que desconocemos sus reglas. Bien, pues eso mismo podría aplicarse a los calcetines que se quedan viudos para siempre. Dado que no soy supersticioso, ni irracionalista, ni vivo instalado en creencias mágicas (y es una lástima), tiendo a creer que existe una explicación sencilla que algún día esclarecerá este misterio. Pero lo único cierto y verificable es que hoy por hoy ese misterio existe: la pareja de calcetines entra en el cesto de la ropa sucia; los dos viajan juntos hacia la lavadora; ambos son intruducidos en el tambor de ésta. Y sin embargo, a la salida, como por arte de birlibirloque... uno de los dos se ha dado a la fuga, no sabemos dónde, ni por qué, ni con quién. Yo he llegado a poner en cuestión si este fenómeno no será un serio aviso (pero ¿de quién?) a la pareja tradicional, a los que todavía creemos en la teoría de la media naranja. Si no fuese una frivolidad imperdonable, traería la comprometida canción de Rubén Blades, grabada por Maná: "A dónde van los desaparecidos"  Pero no. Ya cometo bastantes frivolidades en mi vida. Tengo el cupo completo. Aunque sí que me atrevo a recordar en voz baja la canción aquella de Silvio Rodríguez (cito de mala memoria): "A dónde va la sorpresa / casi cotidiana del atardecer; / a dónde va el mantel de la mesa, / el café de ayer..." Ante esas desapariciones, a menudo me pregunto, sentado al borde de la cama, qué calcetín es el que se ha ido de viaje: ¿el del pie izquierdo... o el otro? Es una cuestión de fidelidades y de espíritu viajero. El calcetín derecho suele ser pragmático y acomodaticio; el zurdo... digamos que te quiere más, pero que está tan harto, tan aburrido de tu pie izquierdo... Yo le comprendo cuando desaparece. Y le digo en voz baja: buen viaje, compañero; cuídate de los lestrigones; y que en Itaca encuentres, si ello fuera posible, lo que aquí perdiste.

2 comentarios:

  1. Genial, como siempre, Luisalonso. Hay que ver cómo eres capaz de sublimar lo cotidiano y vulgar. Si no estuvieras emparejado...

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  2. Luis, el misterio de los calcetines en esa tu casa y en esta la mía, es el enigma sin resolver. Yo ni siquiera los tiro, los guardo, siempre pienso que el desaparecido volverá, que la añoranza y querencia por su pareja, será más fuerte que la libertad, pero no, nunca vuelven….. Si algún día resuelves este enigma, por favor cuentamelo. Besos

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