lunes, 28 de marzo de 2011

palabras para un viaje

Entrar en territorio alavés por la A1 -Ongi etorri, Bienvenido a Euskadi- y empezar yo a cantar con voz muy del Norte, fue todo uno. La reacción de incredulidad, de pasmo a bordo, devino muy pronto en rechazo y reproche por parte de mis hijos, de 9 y 17 años. "Déjalo, papá, anda, porfa." Sin embargo yo insistía, entusiasta: ¡Aúpa el Erandio, que es de Erandio, / aúpa el Kaiku que es de Sestao! / los hornos de Baracaldo... "¡Jo, papá, de verdad, es un coñazo; pon música o algo, pero déjalo ya!" Y yo, recrecido: Puente de Portuuuuugalete, eres el más e-legante, / Puente de Portu-galete, el mejor puenté colganteee." Críticas acervas, crueles sarcasmos... Pero cuando, inasequible al desaliento, empecé a proclamar: Sárdinas las de Sa-aaanturce, / mérluzas las de Be-eeeermeo.... fue el momento en que Ignacio, el pequeño, en un arranque de sinceridad, se lamentó: "yo creía que este viaje era para pasarlo bien." Es el golpe más duro que ha recibido mi vanidad en mucho tiempo. Aunque las frases memorables habían empezado ya un rato antes, en la provincia de Burgos. Sobre el fondo negro de un toro de Osborne alguien había escrito en amarillo: "Lo siento, Silvia. Te amo." Ello dio lugar a interesantes especulaciones acerca de los motivos del graffiti y los pecados del arrepentido. Mi mujer no se los perdonó. Ni a la ida ni a la vuelta. Más frases. En el anuncio de una tienda bilbaína de toda la vida, "especialistas en vestir al novio", leo este titular: "Si vas a dar el paso definitivo, es mejor darlo con elegancia." Hay algo en ello... como de un fatalismo esteticista, ¿no? Pero luego, para arreglarlo, añade: "Ojalá que el matrimonio te siente tan bien como tu traje." Qué cinismo tan fino, a lo Dorian Gray. Quién habrá sido el copy. Enhorabuena, compañero, eres un crack. 24 horas después, tras enlaberintarnos y asombrarnos en las torsiones elípticas de La materia del tiempo, de Richard Serra, leo esta frase suya allí mismo: "..no es el tiempo real, el del reloj (...) es el tiempo de la percepción (...) no un tiempo narrativo sino discontinuo, fragmentario, descentrado y desorientador." Está muy claro: tenemos que volver. Entretanto, prometo renovar el cancionero.

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