jueves, 18 de octubre de 2012

a rafael de león

"Yo muchas noches sentía, / cercano ya el día, / tus pasos en la casa...." No puedo escuchar esa canción sin sentir escalofríos desde el primer momento. Ese comienzo de A ciegas, en la voz de Miguel Poveda, además de ser puro Rafael de León, es un prodigio: qué manera de meternos de golpe en la alcoba de quien espera en el desvelo la llegada de la persona por la que lo daríamos todo. Dice la segunda estrofa: "Gracias a Dios que has llegao, / que no te ha pasao / ninguna cosa mala." Qué de mujer es esto. Rafael de León no tenía que hacer ningún esfuerzo para 'empatizar', vamos a decirlo así, con la protagonista sufridora de esa canción. A él le gustaban sin duda esos hombres guapos y granujas de sonrisa bandida, los párpados algo caídos, la corbata de lunares a medio deshacer, que dan tormento a sus esposas y amantes, ya sean mujeres, hombres o mixtura de ambos. A Rafael de León le volvían loco esas historias de amores canallas, entonces prohibidos o al menos no declarables. Él es (en sus letras) el más amante y el más atormentado, el más doliente y deseante, el que espera la noche entera... ¡Ay, Rafael, cómo nos duele, pero cómo nos gusta que nos duela! En otra copla suya, que canta Poveda como nadie, dice el poeta sevillano que se siente "como una triste rosa / abandonao en la basura, / como una jarra de taberna / que nadie apeteciera su frescura." Me conmociona. Es el viejo asunto de la sed. Yo lo entiendo. Y alguna vez lo he compartido, aunque solo fuera en sueños: como una jarra de agua que nadie apeteciera en su frescura. ¿Hay cosa más terrible? Pero volviendo a la canción A ciegas, qué añadir a ese momento en que, a pesar de todos los pesares y martirios, el narrador se resigna y admite ante su amor canalla y embustero que "no tienes que darme cuentas, / a ciegas yo te he creío, / yo voy por el mundo a tientas / desde que te he conocío."  La verdad, yo a ese amante lo fusilaría en Cádiz, en la Caleta, al amanecer. Aunque, conociéndome, me temo que lo haría con balas de fogueo. Para que no olvidara nunca lo miserable que ha sido, y el tormento que ha hecho vivir a la mujer o al hombre que tanto lo ha esperado cada noche, cada amanecida. Solo los que sabemos lo interminable que puede llegar a ser una noche enteramente develados podemos entender (aunque nunca del todo) lo que siente quien traga saliva, se aparta las lágrimas  y empieza a cantar: "Yo muchas noches sentíiia, / cercano ya el díiia, / tus pasos en la caasa..."
http://www.youtube.com/watch?v=f7h9w8HN1iY

4 comentarios:

  1. Un placer leer y escuchar.C.R.

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  2. Demasiado evocador, perfecto.
    Como siempre un placer leerte. PP

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  3. Solo alguien que escribe como tu escribes puede atreverse con un tema así y además salir de esa manera. Cuando he empezado a leer he pensado que te habias vuelto loco, pero luego he visto que de eso nada. Me a encantado. Y la canción para que hablar.

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  4. Lo que cuenta el poema desgarra, y la interpretación de Poveda lo eleva desde el papel a la propia vida. Me espanta...

    Que regalo es leerte.

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