jueves, 1 de marzo de 2012

palabras perdidas

Anoche, tras el triplete o hat trick de Soldado frente a Venezuela -por cierto, qué gran delantero centro de toda la vida; por cierto bis, intolerable el color celeste de la camiseta (Adidas) de la Selección; ese color es glorioso para Argentina, pero un despropósito para la Roja-; decía que anoche, leyendo, encontré una palabra que nunca he pronunciado, ni menos aún escrito. Se lo dije a mi mujer: nunca en toda mi vida he dicho 'aposta'. Y es cierto. En mi familia, en mi entorno, en mi pueblo, decíamos 'adrede', o 'a propósito', pero jamás 'aposta'. Esa palabra no llegó a mis oídos hasta los 15 o 16 años, y sólo la decían los chicos de Madrid. A mí no me sale escribir 'aposta' ni haciendo intención. Hay otras palabras que se me resisten por un motivo u otro. Por ejemplo, nunca consigo acordarme espontáneamente del término... (un momento, un momento, necesito hacer un pequeño ejercicio, utilizar algún truco). Ya lo tengo: 'Logística.' Me pasa siempre que quiero hacer uso de esa palabra: se me queda lejos de la punta de la lengua, y mi mala cabeza necesita remontarse a la antigua Grecia, a los tiempos remotos en que el Mito dio paso al Logos (un salto trascendental en la Historia), y del Logos a la Lógica, y de la Lógica a la Logística. Entretanto, ha discurrido en silencio un segundo y medio; o el doble, si no tengo el día veloz. Y entre un segundo y medio... que va camino de tres, se pierde la sorpresa, el efecto de la frase, la eficacia del chiste. En ese lapso de tiempo que lleva del Mito a Logos, del Logos a la Logística, de la Logística al almacén, y de éste al punto de venta, se pierde la gracia de Grecia y el encanto de la respuesta a su debido tiempo. En ese espacio en blanco, mudo, a veces se toma la decisión equivocada; se deja de marcar un gol histórico; Ferrari entra tercero en meta; se pierde una herradura, a consecuencia de lo cual se perderá el reino. Y todo eso sucede mientras llega o no llega una pequeña palabra. Es mejor no pensar en lo que pudiera ocurrir a falta de una frase completa, un sintagma verbal, un paseo que va del puente a la alameda luciendo adverbios, adjetivos vistosos, complementos circunstanciales de tiempo y lugar que nos llevarían tan lejos...

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