viernes, 2 de marzo de 2012

felicidad

En tiempos de recortes y tijeretazos, ¿cómo no desafiar a los hechos recreando la abundancia? Frente a la extremada delgadez de las figuras de Giacometti, hoy tiendo más hacia los bodegones repletos de flores y caza y racimos ubérrimos desbordando los límites del frutero. Me fascina, cómo no, la delgada línea andrógina de las hermanas Hepburn (Audrey & Catherine) pero hoy, viernes, estoy más proclive a las ondulaciones de Ava Gardner que a las estrecheces que marcan los ascetas de la moda y de la economía. La verticalidad está muy bien (¡soy de Tierra de Campos!) pero un poco de exuberancia en estos días de cuaresma sería favorable para el alma, creo yo, dada la pertinaz sequía. Ya veis, hoy estoy 'filosófico' y pienso en mi vida. Pero no en términos ontológicos o metafísicos sino contantes y sonantes: cuantitativos. Así, por ejemplo, me pregunto por el número de lechazos ('corderos', fuera de Valladolid) que me habré comido en toda mi vida. Muchos; un respetable rebaño. Más excesos. Si me pusieran a la vista una tras otra todas las copas que he bebido, sería como esos interminables circuitos de scalextric construidos con fichas de dominó. Si pienso en los kilómetros que he hecho al volante de los distintos coches habidos en mi vida desde los 18 años, me salen no sé cuántas vueltas al mundo, ni cuántas semanas enteras sin parar de conducir día y noche, cuántos camiones cisterna de gasolina o gasoil, cuántos libros que podría haber leído durante las horas de atascos y retenciones. Pero también pienso no en el número de besos sino en cada uno de los que he dado en esos coches, ya fuese sonando la música o abordo del silencio, en la oscuridad. Imposible calcular cuántas canciones, cuántos discos habrán sonado mientras yo conducía. Siempre quiero creer que estoy en el descanso, en el intermedio, y que me falta aún por disputar y disfrutar toda la segunda parte, los 45 minutos o años (más el descuento) en los que a buen seguro han de llegar los mejores kilómetros, paisajes, canciones de amor, viñedos al atardecer, moteles de carretera... En fin, que la escasez y la abundancia también son, o pueden ser, estados de ánimo. Tengo a punto de play un viejo disco en la línea de salida: Lucio Dalla. "Si todas las estrellas del mundo en este momento quedaran sin luz..." Es una canción que habla de la felicidad -Felicità- y que yo he escuchado mil veces, muchas de ellas conduciendo. A veces solo; otras no.

1 comentario:

  1. Querido amigo Luis, celebro tus lechazos, copas, kilómetros, besos, amores….. de tu pasado que no dudo ni por un momento abundante en todo, pero amigo mío que no decaiga, que el futuro se cierne oscuro y lo mejor en el presente es sumar, por si en el futuro tenemos que restar, que es lo más probable. Salud, levanto mi copa por tu pasado y por el presente. C.R.

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