martes, 27 de marzo de 2012

optimismo melancólico

El post perdido ayer tenía como punto de partida el titular de un artículo -“Contenedores sin contenido”- sobre instalaciones vacías o infrautilizadas, lo cual ya forma parte de los signos de nuestro tiempo: estaciones sin pasajeros, gradas sin público, edificios desocupados, aeropuertos ‘peatonales’, museos sin nada dentro, autovías que no conducen a ninguna parte, ciudades fantasma sin ciudadanos...Ya sé que, dicho así, no resulta de lo más estimulante para inaugurar un lunes, pero todo eso me parecía ayer que podría tener o aparentar al menos un punto de supuesta modernidad: el nombre que nada nombra, la fachada sin edificio, la pura apariencia, el decorado puro, el ángulo muerto, el objeto sin función, la función sin objeto, la respuesta sin pregunta, el signo carente de significado, el cuadro negro, el libro blanco en blanco... Todo eso y más estaba allí, aquí, antes de perderse o desdibujarse en el paisaje blanco de la pantalla. Veinte líneas en blanco son una inmensidad deshabitada. Espacio vacío de ángeles. Nada sin nadie en ninguna parte. Pero, dado mi optimismo incurable, siempre he sentido una atracción cinematográfica hacia los templos abandonados por los fieles y los dioses, esas ruinas de las que se fueron apoderando las lluvias y la selva, las raíces oscuras, los frutos descompuestos, las serpientes, la dulce podredumbre. Crece la hierba entre las tumbas. Las flores brotan sobre los dioses caídos y los pedestales derribados. De ahí a la poesía no hay más que un paso: resuenan en la noche (ayer sí resonaron a esta misma hora) truenos y flautas en un templo allí donde “el otoño sube muy lento por las rocas, por las enredaderas, por las raíces dulces, por el espino rojo de este lugar secreto” en el que “cuando llega la noche sostiene los racimos de las constelaciones, es columna del mundo, dintel lleno de flautas, hondo pozo de estrellas” que ayer brillaron para mí unos instantes... poco antes de apagarse. Hoy, con más voluntad que acierto, puedo evocarlo, aunque no reproducirlo. Parece que las musas, cuando le premian a uno con media mañana luminosa, a la vez le castigan con unos segundos de ruina y desorden. Pero, como puede verse, la voluntad es tozuda y orgullosa, aunque torpe; por contra, la gracia, la inspiración -esa cosa inexplicable-, es arbitraria, inmerecida, fugaz, probablemente injusta... Todo eso es cierto, sí, pero cuando se va nos deja una melancolía irreparable.

2 comentarios:

  1. Conn respecto al tema de infraestructuras construidas y no utilizadas, inacabadas pero sí inauguradas, el año pasado, si no recuerdo mal, en el festival Documenta, proyectaron una obra de un autor italiano. Pasamos un buen rato con las desmesuras napolitanas, parecía una broma, una ficción, pero no, no era ningún decorado, no, el puente a medias, el estadio de fútbol destrozado o un canal sin agua con ovejas y su pastor.

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  2. Seguro que la musa de tu inspiración, decidió, un poco envidiosa del resultado, transformar tu creación literaria en creación plástica, mostrando la inspiración de Malevich y su Cuadro blanco sobre fondo blanco.

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