lunes, 12 de marzo de 2012

epicuro

Las tardes de domingo -además de envejecer para el resto de la semana y escuchar el Carrusel Deportivo mientras planchas una pila de camisas, camisetas, pantalones, sudaderas, equipaciones deportivas...- están para leer en periódicos y suplementos cosas como que nuestra vida actual sería radicalmente distinta si Atenas hubiese ganado frente a Esparta las guerra del Peloponeso. Leo: "¿Qué hubiera pasado si el optimismo ateniense se hubiese mantenido durante mucho más tiempo? Es posible soñar que el progreso se hubiese adelantado varios siglos, que ya seríamos inmortales y que habríamos visitado las estrellas", escribe César Molinas (matemático, economista, consultor...) a partir de un idea del físico de la Universidad de Oxford, David Deutsch. No se me había ocurrido,  pero coincide de pleno con una idea poética que me acompaña desde hace años: qué hermoso hubiera sido aquello que nunca sucedió. Y lo más triste es que no sucedió por muy poco. Por mala suerte. O por la deslealtad del ateniense Alcibíades, un genio militar, dicen, pero un chaquetero infame que nos ha traído estos lodos. En fin, hay que combatir el desánimo que nos deja en el alma la traición de Alcibíades y las pérdidas sobrevenidas tras la derrota de Siracusa. Pero, ¿cómo sobreponernos? Quizá volviendo a donde empezó todo, recuperando el espíritu de Epicuro y el placer de los pequeños deleites: que la luz del mediodía bañe la estancia como una bendición de los dioses más claros; que la mesa de trabajo permanezca despejada, sin obstáculos, apenas una taza blanca de te verde, una libreta con anotaciones, un lápiz... poco más; no es imprescindible, pero conviene tener a la vista  un ramo de mimosas en el búcaro, y también algún objeto, cuadro, lámpara, recuerdo que nos haga sentir más a gusto que a disgusto con el que somos, fuimos, probablemente seremos. A ser posible, es muy recomendable también que los ojos puedan miran sin esfuerzo alguna de las fotos más queridas de la mujer amada. Todo eso ayuda a sobrellevar la pesada carga de un lunes de cuaresma lastrado por 2400 años, tras una derrota irreparable  para la razón y el progreso. De acuerdo, todo está en orden; nada estorba. ¿Falta algo? Es posible. Quizá un poco de música... y algo más. Por ejemplo, una canción de REM (todos regresamos allí donde pertenecemos) con una deliciosa actuación sin palabras de Kirsten Dunst (Melancolía, María Antonieta...) en un clip de Jessica Yatrofsky. Pudiera ser.
REM - Todos Go Back To Where We Belong (Kirsten Version) - YouTube

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