jueves, 22 de marzo de 2012

sweet caroline

Qué buen rollo me da siempre escuchar a Neil Diamond cantando Sweet Caroline. Todo el mundo recuerda que a Woody Allen le entraban unas ganas locas de invadir Polonia cada vez que escuchaba a Wagner; a mí Neil Diamond -I Am, I Said; September Morn; Holly Holy, etc- me incita a subirme a un coche, poner las manos en el volante de cuero, elevar el volumen de la música y pisar el acelerador una tarde de verano por una carretera sin apenas tráfico ni nubes oscuras en el horizonte. Como ocurre con algunas canciones de Abba, con ciertas maravillas optimistas de Cole Porter, con la Romería de Yerma en versión Enrique Morente, con Sabor de barrio, de Gato Pérez, con la contagiosa Proud Mary de aquellos Credence Clearwater Revival, con algunas de Police (imprescindible, claro, el Do Do Do Do De Da Da Da), con la Defensa de la alegría (Benedetti) que defendió Serrat "como un estandarte", con la genial de por vida Suspicious Minds de Elvis Presley, con el eterno e irrenunciable Volare (voooolare, oh, oh, / caaaantare, oh, oh, oh, oh /, nel blu dipinto di blu, / felice di stare lassù), en fin, la lista sería interminable -y aquí todo el mundo tendría el derecho y casi el deber de incorporar sus aportaciones personales-, pero yo siempre incluiría este Sweet Caroline que ahora está volviendo a sonar para mí, a la misma hora en que alguien, en algún lugar del mundo, estará escribiendo una canción llena de buen rollo y ganas de vivir. Como diría aquél, allá en La Habana: "compañeros de música, tomando en cuenta esas politonales y audaces canciones..." no dejéis de escribir letras y melodías que nos lleven lejos de la penita pena y nos acerquen al paraíso durante tres, cuatro minutos de gloria, de pasarlo en grande con la dulce Caroline, o con Roxanne, o con Lucía, o bailando con Lola, o esperando a Penélepe, o con Angie (Rolling Stones), con Julia (palabras para, de J.A. Goytisolo + Paco Ibáñez), con Maggie May (Rod Stewart), con Gloria (Umberto Tozzi), con Yolanda (Milanés), con Thelma y Louise (en algún bar gamberro de carretera al final de la escapada). Pero, después de todo, cómo no volver a casa, aunque sea tarde. Nos esperan melodías tan hermosas, canciones de amor tan para siempre... como la fuente de agua fresca que mana y corre en la noche serena de los cármenes de Granada.

1 comentario:

  1. mi chico lleva un cd en el coche que le llamamos el del "buen rollo"...y que cuando lo ponemos...ya solo puedes disfrutar, dejarte llevar..y te entran una ganas terribles de exprimir la vida!!!

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