miércoles, 23 de mayo de 2012

tributo a onán

Esta mañana he oído en la radio algo que me ha producido un cierto sobresalto acompañado de un cosquilleo. Fue sólo una frase en forma de pregunta: "¿En qué pensamos mientras nos masturbamos?" Durante un segundo y medio me quedé convertido en estatua de sal; a continuación, parpadeé dos veces seguidas para salir del trance; pensé: desde luego, aquí seremos lo que seamos, pero tenemos un salero que da gloria y gusto. Tengo que admitir que ese es un tema que me atrae desde siempre y que conozco bastante bien. Aunque no tanto como un amigo que en una ocasión me confesó ser no sólo adepto y adicto sino "de masturbación diaria", y que desde los 14 años no recordaba un solo día de sus vida sin rendir tributo a Onán. Me pareció una fanfarronada, claro, pero no he de ocultar que, en el fondo, sentí una cierta admiración salpicada de envidia. Durante años estuve creyendo que el término 'manufactura' era un sinónimo culto de 'hacerse una paja'. Y no voy a describir aquí lo que me sugería en clase de literatura -colegio de los HHMM (hermanos maristas)- esa extraña palabra de origen griego que es 'sinalefa'. Bueno, dejémoslo. Tengo entendido que en algunos países ya existen convocatorias -algunas de tipo altruista- en las que se reúne un montón de gente para participar en una macro manufactura colectiva, una especie de botellón con sinalefa en el que no basta con inscribirse: hay que pagar una cuota, una matrícula, unas tasas. Estoy esperando a que estas cosas que pasan en San Francisco lleguen a Madrid. Seré de los primeros en inscribirme. Una buena causa siempre contará conmigo. Pero es cierto que la pregunta que anunciaba el programa de radio -"¿En qué pensamos mientras nos masturbamos?"- es un tema casi universal. Yo no lo voy a revelar aquí, pero es una pregunta que me hago a menudo en relación con determinadas personas, casi siempre mujeres. No estoy seguro, pero sospecho que todo hombre sueña alguna vez con ser objeto de las fantasías de alguna mujer. ¿Hay algo más excitante que saberse objeto de deseo? La verdad, nunca me he atrevido a preguntarlo, pero cuántas veces me he quedado con las ganas de decirle a alguna amiga: "¿En qué piensas cuando te masturbas?" Ya sé lo que me contestarían en muchos casos: "¿Y por qué no se lo preguntas a los tíos?" Pues porque ellos son más o menos como yo, y en buena medida me conozco sus respuestas. Ni que decir tiene que a veces fantaseo con cosas prohibidas o imposibles, pero también, en ocasiones, me dejo llevar por lo más cotidiano, por la vida misma, y fantaseo con la realidad. Todo vale. Doto leva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario