lunes, 7 de mayo de 2012

el esplendor de las ruinas

Desde el pasado miércoles, 2 de mayo, tenía previsto escribir un post dedicado a la exposición de Piranesi en Caixa Forum. El viernes era el día perfecto para ello, pero la coreografía de los paraguas bajo la lluvia fue una tentación irresistible. Piranesi pasaba así al lunes. Sin embargo ayer cambié de planes al ver que Vargas Llosa dedicaba su artículo en El País a esa misma exposición. ¿Qué podía yo añadir a su 'Piedra de toque' sin caer en el plagio más descarado? Pero como soy algo veleta, hoy he cambiado de parecer y  he pensado que quizá no todos los lectores de este blog habrán leido ese esclarecedor artículo, y, sobre todo, lo que yo pueda decir aquí nunca podría entrar en competencia con nada y con nadie: lo mío solo es un poco de humo. Y por eso me atrevo a decir que en Giambattista Piranesi -Venecia 1720 - Roma 1778- se confirma ante mis ojos pasmados la consumación de la belleza, el esplendor en los templos o en las villas romanas: algo que en vida nunca fue tan bello... antes de convertirse en ruina suntuosa, como si todo lo anterior (los planos, los trabajos, la construcción de un arco, de un mausoleo) fuese la obligada fase previa para alcanzar, siglos después, la gloria incomparable de la ruina. Templos, escalinatas, balaustradas... Y luego están los dioses abolidos, los pedestales derribados, los mármoles que la lluvia corroe, desgasta, desaparece. Toda esa belleza avanza y se acrecienta a medida que lo bello -lo que fue, lo que vivió- decrece. Compruebo que hay un punto en que todo cuanto se extingue alcanza en el declive su esplendor, su ápice. Me asusta un poco todo esto. Así las cosas, ¿habré de esperar a que yo sea pedestal derribado, columna jónica, verso roto partido en dos sobre la hierba, al pie de las estatuas? Me asusta y me abruma todo eso. Pero es verdad que esos templos, esas derribadas columnas, los arbustos que crecen entre los mármoles y el abandono... me llevan a sitios inverosímiles donde la noche no se acaba ni da comienzo otro final o principio o desastre. Mañana, a ser posible, hablaré aquí de le carceri, las cárceles imaginarias de Piranesi.

2 comentarios:

  1. Qué titulo tan genial el de tu blog de hoy y qué idea tan buena. ¿Porqué no escribes algo que vaya de eso y que se llame así? Me encantaría. ¿Sabes que aunque estés casado eres alguien muy particular, muy especial? Por lo menos a mi me lo pareces, ja ja!

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  2. Durante varios años tuve la suerte de tener en mi despacho dos grabados de Piranesi. Recuerdo que cuando hacía un alto en el trabajo me dedicaba a mirar las estampas que tenía a dos ó tres metros de mis ojos. En ambas, una era del Foro -campo de las vacas- y otra un arco de triunfo, aparecían unos paisanos contemporáneos del artista con sus burros, carros, aperos,... Estos momentos tenía la sensación de estar ante una "fotografía temporal" con tres planos: la antigua Roma y sus ruinas, el siglo XVIII y su poder papal y siglo XX, yo. Y no podía dejar de pensar, aunque esté muy manido, en la futilidad de nuestra existencia y del paso inexorable del tiempo. Desgraciadamente, en una "remodelación", fueron asignados a un despacho de mayor categoría.

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