miércoles, 16 de mayo de 2012

la lección más transparente

Como saben los asiduos a este blog, no suelo escribir aquí necrológicas, pero tampoco quiero pasarme todo el post de hoy haciendo como que miro para otro lado. Qué difícil me resulta imaginar una no admiración y una no simpatía hacia la figura de Carlos Fuentes. Creo que este hombre que acaba de irse por sorpresa, sin avisar, si no lo tenía todo... le faltaba muy poco. No se le puede pedir más a la vida. En todo caso, como en el bolero célebre, Carlos Fuentes podría haberle cantado a la vida aquello de "ay, amor, ya no me quieras tanto", a cambio, claro está, de un poquitito menos de dolor y desgracia en la intimidad. Veo que todos hablan de sus obras principales -La muerte de Artemio Cruz, Terra Nostra, La región más transparente, etc-, pero hasta ahora nadie ha citado un título que tengo en mi mesilla de noche -En esto creo- y que visito de cuando en cuando; o sea, cuando echo en falta algo en lo que creer. Es un libro (Seix Barral, 2002) en el que Fuentes reúne parte de su pensamiento en torno a unos cuarenta capítulos articulados de la A a la Z. Empieza por Amistad, continúa por Amor y concluye con Zebra (genialidad, erudición, buen humor) y con Zurich. Por el camino de sus 350 páginas, lees o relees lo que dice, por ejemplo, acerca de la Belleza, cuando el autor pone en boca de Frida Cahlo: "...¿sabes?, conocernos a nosotros mismos nos vuelve hermosos porque identifica nuestros deseos." Y añade Frida: "cuando desea, una mujer siempre es bella." Y eso es así, lo sé, como lo sabe todo aquel que mira atentamente, en silencio, con los ojos bien abiertos, con la respiración contenida por un instante... Hay momentos que no deben ser descritos: solo mirados, robados, guardados en algún lugar seguro de la memoria. De casi todo habla CF en ese libro. Si lo abro al azar y aparece, pongamos por caso, la letra M, encuentro inevitablemente México ("el mexicamo medio habla con voz más bien mesurada; la energía verbal de los españoles nos escandaliza. -¿Por qué habla usted tan fuerte? -le preguntó un intelectual mexicano a León Felipe. -Coño -respondió con su vozarrón de poeta-, porque fuimos los primeros en gritar: ¡Tierra!") Voy pasando las hojas, los capítulos de ese libro, y no puedo evitar el vaivén, el paso a dos entre la sonrisa y la melancolía. Cierro el volumen con intención de devolverlo a su sitio, descorchar una botella de vino y brindar (a solas) por algo que lo merezca. Pero el libro se abre al azar por su cuenta y riesgo en la E de Experiencia (página 80). Leo: "Soñar es compensar lo que la experiencia nos negó."

2 comentarios:

  1. Leeré el libro, tu alusión engancha. Gracias. C.R.

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  2. Y yo, hoy, curiosamente te leo desde México. Y tambien buscaré el libro

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