lunes, 21 de mayo de 2012

hotel marigold

"Al final, todo acabará bien, y si no acaba bien... es que aún no es el final", esta es la frase que se repite varias veces en El exótico Hotel Marigolg. Aunque para muchos críticos, y para algunos adustos cinéfilos, decir de una película que es 'deliciosa' es sinónimo de facilona, superficial, sin sustancia; por el contrario, yo agradezco las películas deliciosas y encantadoras. Quizá ello sea debido a que soy un espectador facilón y ligero de cascos cinematográficos. Esa historia de siete personajes (para siete inmensos actores) en la India, era la película que me apetecía ver el sábado. Hotel Marigold tiene esa cosa difícil de explicar, ese misterio que hace posible que mi mujer y yo nos sintamos simultáneamente encantados por el hecho de estar en ese cine, a esa hora, viendo esa película. Tengo comprobado que cuando, en el cine, mi mujer busca mi mano, y su hombro se  reúne con mi hombro, y su cabeza se inclina hacia la mía... buena señal cinematográfica. Ella es la espectadora con la que sueña todo director, productor, guionista; yo soy más bien el supuesto cinéfilo para el que escribe (o eso cree) el crítico que conserva en su casa todos los números de Cahiers du Cinéma o de Dirigido por, que es fan de Tarantino, de Kieslowski, o freak de Tim Barton. Sin embargo, a pesar de las saludables diferencias (o gracias a ellas), cuando una película nos pone de acuerdo a los dos... es como si nos quisiéramos más; aunque, dicho así, no deja de parecer una simpleza, algo facilón que a nada compromete ni llena de inquietud el alma del espectador, ni completa las butacas vacías de los tres cuartos de sala, o minisala, del cine. Por cierto, ¿alguien imagina un lujo semejante a que se apaguen las luces y ver los dos solos en la sala un película de escenas terribles y bellísmas que están por suceder, quién sabe dónde, acaso en mi sitio favorito: más allá de Orión? No pensaba hablar hoy aquí de ese Hotel Marigold, ni del Grand Hotel de Greta Garbo, ni del legendario Raffles Hotel de Singapur (Somerseet Maugham), ni del Gabrielli, ni del inolvidable Hotel California de los Eagles... No recuerdo bien si ese tema salió el verano de COU o fue ya en la facultad. En cualquier caso, es y será siempre una canción maravillosa que, cuanto más la escucho, más me gusta, más me divierte, más me alegra y me emociona. Estoy seguro de que a algunos de mis amigos esa canción les llevará muy lejos, tanto como pueda ser mil novecientos setenta y... cinco, setenta y seis. Mañana más. Hoy sólo dejo aquí una versión de Hotel California que quita años, nos pone sonrisas y nos da qué sé yo cuánta felicidad. Eagles - Hotel California (Subtitulado español) - Vìdeo Dailymotion

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