martes, 29 de mayo de 2012

cuervos sombríos sobrevuelan

Cuervos sombríos sobrevuelan la cúpula de San Pedro de Roma. En el argot, 'cuervo' -corvo en italiano-  significa confidente, anónimo informador de secretos, 'garganta profunda'. Todo el escándalo del Vaticano que estos días brilla con luz propia (negra luz) en los medios de comunicación, posee tal densidad y contenidos narrativos que desborda los límites del periodismo, de la realidad... ¿Qué está pasando en el Gobernatorato? Cada mañana, un nuevo capítulo de esta trama apasionante supera al del día anterior: ya no sólo es, como creíamos, un cuervo -Paolo Gabriele, el mayordomo del Papa- quien ha filtrado a la prensa cartas confidenciales de Ratzinger (incluso en alemán) y altos secretos de estado. No, ahora sabemos que hay una auténtica bandada de cuervos vaticanos filtrando secretos y confidencias. Sabemos, por ejemplo, que Paolo Romeo -arzobispo de Palermo, nada menos- se soltó el pelo en un reciente viaje a China y desveló que el Papa y su número dos -el cardenal y Secretario de Estado, Tarsicio Bertone (nada que ver, creo, con el legendario diseñador de carrocerías Bertone de coches deportivos)- se llevan a matar. Y todo esto sólo es una infinitésima parte del entramado que no ha hecho más que empezar a 'aflorar' (como algunas cuentas ocultas y secretos bancarios aquí y ahora). Por lo que voy viendo, esta es ya una guerra en el Estado Pontificio de todos contra todos. ¿Qué pasa? Pasa que la gente se solivianta ante el actual estado de cosas, hasta el punto de que  el pasado domingo toda esa bendita gente abucheó por vez primera a Su Santidad en la Plaza de San Pedro. El silencio papal, las intrigas de la Curia... ya no son palabra de Dios. Ya no. Pero si el Watergate dio lugar a tantos libros y a algunas películas apasionantes; si la caída del Imperio Romano dio lo que dio en historiografía, en narrativa, en poesía, en cine... con Alec Guinnes, James Mason, Sophia Loren... y dirigida por el gran Anthony Mann, tan amigo de España y tan casado con Sara Montiel... ¡Qué no será capaz de dar este corpus narrativo incomparable de los cuervos y el Vaticano 2012! Tengo mis dudas acerca del novelista más idóneo para el caso: idealmente, John Le Carré -autor de El topo, El espía que surgió del frío, La gente de Smiley...- sería sin discusión el elegido; aunque quizá el asunto sea demasiado descomunal para un inglés formado en las claves de la Guerra Fría y del MI-5. Empiezo a creer que este tema es más apropiado para alguien como Dan Browm: directo, eficaz, quizá algo tramposo, sí, pero rentable. Si el tema lo llevamos al cine, no veo al autor capaz de levantar un Apocalypse Now vaticano, ni menos aun recrear una Dolce Vita 2012. El tema, el asunto, es demasiado grande. ¿Hay un Balzac, un Orson Welles para tanta realidad, tanta desmesura?

No hay comentarios:

Publicar un comentario