miércoles, 15 de junio de 2011

somos 100

Aquí ya somos 100. Este blog, tan modesto que no tiene  ninguna publicidad, ni figura en las redes sociales, ni hay enlace ninguno que remita a él, pues resulta que ya casi parece el camarote de los hermanos Marx. Desde que amanece empiezan a llegar huéspedes a este hotel de puertas abiertas a todas horas. La mayoría son ya clientes asiduos, de confianza, aunque también los hay ocasionales o esporádicos, incluso viajeros de una sola noche o curiosos que entran por una puerta y salen por otra. Algunos asoman, echan un vistazo y, si lo que ven es de su agrado, se quedan un rato tomando algo y curioseando por aquí y por allá. Otros prefieren espaciar más las visitas y entrar una o dos veces por semana. En cualquier caso, todos son bien recibidos en este pequeño hotel tan cosmopolita (¿por qué no 'Hotel Florida'?) donde llegan a diario visitantes de muy diversas procedencias: desde EE.UU, que ocupa el primer puesto en el ranking internacional, hasta el sudeste asiático, con Singapur a la cabeza, pasando por Europa, México y los demás países donde se habla español (con la misteriosa excepción de Cuba). Aunque lo cierto es que en el libro de registros solo están inscritos 13 clientes. Estos respetables ciudadanos se encuentran "limpios" de toda sospecha, y si hay redada policial... tienen las cuentas en orden y los papeles en regla. Sin embargo, la gran mayoría de los visitantes prefiere la discreción y el anonimato: entran, sí, pero no se registran como tales, ni dejan su dirección, ni menos aún sugerencia o comentario alguno acerca de la calidad del servicio, posibles mejoras, etc. No. Los clientes de este hotelito son muy celosos de su intimidad: les gusta entrar sin ser vistos; mirar sin ser mirados; salir sin dejar huella. Únicamente en el torno de entrada queda un número, a efectos meramente estadísticos. Yo entiendo que en estos tiempos convulsos conviene ser prudentes, leer a Marco Aurelio y acogerse al estatuto virtual de Anonymous. Pero hay ocasiones excepcionales en que no está de más presentarse, saludar, hacer un brindis. Y para ello no es preciso dar nombres, fotos, direcciones, teléfonos... Basta con unas pocas palabras, y, si es posible, algunos besos. Aunque sean besos anónimos. Besos en la oscuridad.

4 comentarios:

  1. Encantada y agradecida de entrar en tu magnifico hotel, me gusta moverme por su gran biblioteca, su gran su sala de cine, la zona de copas, de amores, desamores, sección publicidad, el sector familiar y como no el apartador señor del hotel, que tontería a quién no le gusta un hotel de *****de la cultura y la actualidad. Besos
    C. Rondero

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  2. Como la huésped anterior, encantada de poder pasear por su hotelito. No sé ni cómo llegué, pero después de leer un rato me di cuenta de que me sentía muy a gusto por estos lares.
    Le mando un saludo a usted y a todos los visitantes esporádicos.
    P. Vitri

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  3. Supongo que a esta hora, tanto C. Rondero como P.Vitri estaréis descansando en vuestras respectivas habitaciones. No seré yo quien se salte a la torera el rótulo colgado en la puerta que dice "no molesten". Esperaré a mañana para que en el carrito del desayuno del servicio virtual de habitaciones aparezca un ramo de flores frescas. Un detalle del hotel que este humilde director regenta. Y redacta.

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  4. Es un placer dejarse acariciar por el susurro de las palabras que emanan de este acogedor hotelito. Es reconfortante leer la variedad de registros. Es agradable sonreir mirando la pantalla, imaginándo una voz que sale del altavoz y narra la historia de cada día.

    Besos

    Belén

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