jueves, 9 de junio de 2011

implantamos recuerdos

En mi correo electrónico (y antes en el de mi mujer, ella siempre se anticipa) ha aparecido una publicidad sorprendente: "Implantamos recuerdos en tu memoria" dice el titular. Y añade: "Buscamos voluntarios para test pionero en implantación de recuerdos." Como soy bastante crédulo, sobre todo para aquello que me gusta o me apetece creer, no descarto de entrada que la cosa pueda ir en serio. Inevitablemente, pienso de inmediato en Blade Runner, pero, tranquilos, no voy a repetir aquí el célebre monólogo "más allá de Orión." El lenguaje de esa publicidad es aséptico, sobrio, no "promocionero", sin grandes descuentos, ni ofertas 2x1, ni triples signos de admiración. Y esa seriedad formal ayuda a no descartar nada por princpio, o sea, a concederle el beneficio de la duda. Antes de entrar en su dirección web, fantaseo un poco. Y aquí tengo que admitir que el tema en cuestión me..., cómo decirlo, me pone muchísimo (y pido disculpas por la detestable vulgaridad del "me pone", tan de corrupciones y contratas, tan 'caso Brugal'). Ya he hablado de ello en algún post lejano: vivir otras vidas gracias a la literatura, sumergirnos hasta las lágrimas en historias de amor eterno durante dos horas de película, recordar como si realmente nos hubieran sucedido cosas que no fueron, tener recuerdos propios de lo vivido o soñado por otros... Es decir: implantes de memoria. Esa droga sí que sería el 'diseño inteligente'. ¿A qué están esperando Pfizer, Bayer, Novartis y otros laboratorios? ¡Implantes de recuerdos, ya! Y además a la carta. Yo me tengo reservados algunos que con solo imaginármelos... ¿Y tú, lector, lectora? ¿Tienes ya listo el pódium de tus recuerdos implantables favoritos? ¿Un fin de semana (o todo un mes de abril) con George Clooney en su antigua mansión a orillas del lago Como? ¿Ser declarado/a oficialmente, durante 72 horas, "en paradero desconocido"? ¿Una tarde, seguida de su noche, paseando por París con Marion Cotillard, entrando en los cafés bohemios de los años 20, haciéndole llorar de amor, placer y poesía en alguna buhardilla de Montmartre hasta el amanecer? Lo confieso abiertamente: fue hermoso mientras duró. Luego, al entrar en www.revivelo.com, descubrí (no sigas leyendo, vívelo tú mismo) que se trata de un mkt vrl genial, audaz, brillante. Y sobre todo, inolvidable.

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