lunes, 6 de junio de 2011

oscuridad y talento

Domingo 5, mediodía luminoso en Madrid. Entramos en el Museo ICO para ver la exposición de PHotoEspaña titulada El poder de la duda. Interesante. De todo lo visto, nos quedamos con media docena de fotomontajes de buen tamaño del artista chino Du Zhenjun, que bien podrían denominarse 'torres de Babel' o algo así. La parte más sensorial, y más higiénica, se la lleva sin duda la secuencia fotográfica en unos baños turcos de Estambul (mujer baña a mujer), firmada por Hamra Abbas. Por cierto, con un pequeño detalle  publicitario: en varias de esas fotos aparece, sobre la piedra gastada, un recipiente con agua y espuma, una toallita plegada y un paquete de cigarrillos Camel. A la izquierda de estas imágenes de una desnudez tan luminosa hay una doble cortina negra en la que un rótulo avisa, en inglés, de que del otro lado el visitante va a encontrar un cuarto oscuro. En sentido literal. Se trata de una salita con fotos, sí, pero sin nada de luz. Como juego, como broma, está bien. Como experiencia, mejor aún. La pregunta sería: ¿por qué ingresar en un cuarto oscuro nos inquieta y nos atrae, nos desasosiega y a la vez nos excita? Yo creo que ambos sentimientos -temor y deseo- están motivados por la misma cosa. Pero no voy a entrar aquí y ahora en esa estancia oscura del alma. Que cada cual, si lo desea, entre por su cuenta y riesgo, a ciegas, a palpas, temblando en la oscuridad. En fin. La tarde del domingo fue para Nadal ("¡Vamos, Rafa"!) y para unas compritas en Ikea. La noche para disfrutar en Italia -Amalfi, Nápoles, Roma, Venecia- con El talento de Mr. Ripley. El talento de Patricia Highsmith, de Anthony Minghella, de Jude Law, de Matt Damon... Por cierto, la versión que éste hace del clásico My funny Valentine, imitando a Chet Baker, es de chapeau.

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