lunes, 13 de junio de 2011

el peliculón

La única biografía que podría competir con la película por hacer de que hablaba aquí el viernes pasado sería la de la vida y milagros del novelista francés, arqueólogo, teórico del arte, activista político, aviador, combatiente antifascista, ideólogo, aventurero, ministro de cultura... André Malraux. Claro que esa película necesitaría de un presupuesto muy superior. Sus actividades revolucionarias en China, sus vaivenes en la Indochina colonial de los años 20; sus líos con la justicia por amar quizá en exceso el arte antiguo khmer de aquellos templos perdidos en la selva camboyana; su temeraria expedición abordo de una avioneta casi de juguete, sobrevolando el desierto en medio de una tormenta, en busca de la tumba de la Reina de Saba; su recaudación de fondos en Estados Unidos en apoyo a la República; la 'Escuadrilla España' (o 'Escuadrilla Malraux') y sus combates aéreos en la Guerra Civil... Todo ello encarecería no poco esta superproducción. Pero aparte de toda esa peripecia por tierra, mar y aire, habría una escena de un romanticismo conmovedor. Lo cuenta Jean Lacouture en su maravillosa biografía. La acción discurre en el Madrid en guerra de finales del verano, quizá comienzos del otoño de 1936. Lugar: el cosmopolita y casi legendario Hotel Florida, en la Gran Vía. Pietro Nenni lo describe como "una especie de Torre de Babel". En él se dan cita diplomáticos, escritores, políticos, corresponsales extranjeros, espías, confidentes, periodistas, hombres de negocios, curiosos... Anochece sobre Madrid. El vestíbulo, el bar, el restaurante, todo el Florida está muy concurrido y animado. En la barra, Robert Capa y Hemingway charlan junto a una botella de whisky. Hay movimiento en torno a la puerta del hotel.  Alguien da la alerta y un nutrido grupo de fotógrafos se arremolina a la entrada y empieza a disparar sus flashes. ¿Quién viene hoy? ¿Azaña? ¿Una estrella de cine? ¿Quizá algún mandatario extranjero? La imagen queda congelada en el instante en que, entre una nube de sombreros y cámaras fotográficas, estábamos a punto de descubrir el motivo de tanta expectación.      (Fin de la 1ª parte)

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