lunes, 3 de septiembre de 2012

volver

Buenos días. Ya sabemos que la realidad es quien nos hace incumplir nuestros programas y proyectos, pero hagamos como si la realidad no existiera y septiembre fuese el paisaje más bello del año. Regreso a este diario en un estado no muy distinto al de los futbolistas cuando vuelven a los entrenamientos tras unas largas vacaciones de sol y playa y mucho relax; o sea, pasados de peso, bajos de forma, faltos de chispa y de velocidad. Algo parecido. Y es que cuatro semanas en blanco, sin pasar por aquí, le dejan a uno con la sensación (solo la sensación) de estar gordo como una tapia y torpe de movimientos, como si ambas manos fuesen zurdas. Sin embargo, retomo este blog como quien acude a un país de asilo, un lugar de acogida, con buen clima, buenas vistas y amables ciudadanos. ¿Agosto? Bien, sin grandes sobresaltos: holganza, paseos, lecturas, algunas cenas suculentas, amigos, amigas, familia y siestas de guardar. Y en estas, llega septiembre e irrumpe la realidad. ¿Qué hacer con ella? Con la realidad, con la política, me pasa algo parecido a lo que cantaba Sabina en aquella canción: "yo quería quererla querer y ella no."  Pero, aun así, mantengo contra todo pronóstico un optimismo terapéutico, sin duda injustificado, y probablemente injustificable. Por algún motivo que desconozco, tiendo a creer que lo mejor (o al menos algo bueno) siempre está por llegar, y que cualquier día de estos puede ser un  gran día, plantéatelo así, etc. De acuerdo que las cosas están mal, y además de mal están feas, pero, precisamente por eso, tiendo al optimismo: la fealdad persistente es tan desagradable (y al cabo tan insoportable) que llega un momento en que el hartazgo nos lleva, nos llevará, a cambiar las cosas, a cambiar de realidad. Y hablando de cambiar, yo mismo tengo pendientes algunos cambios en este blog, ya insinuados en algún post del mes de julio. Bueno, por hoy ha sido suficiente. Cuando yo era estudiante se decía que el primer día de clase no se da y el último se perdona. Un saludo y gracias por volver.

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