miércoles, 5 de septiembre de 2012

megafonías

Acaba de pasar por delante de mi casa la furgoneta del tapicero. Es como una cuña de radio ambulante: "Atención, atención", dice una voz femenina y profesional, aunque un poco a la antigua, "ha llegado Tapizados García  y está a la puerta de su casa." Luego viene una larga parrafada pormenorizando sus servicios. Es una comunicación tan básica, tan meramente informativa, sin amaneramientos ni almibaradas ondulaciones de voz, algo como de toda la vida, sí, pero que transmite una especie de honestidad artesanal de otra época. No puedo negar que siempre me han llamado la atención las megafonías, con mensajes que van de 'nuestra amplia gama de productos' a 'una oportunidad que no te puedes perder' y a 'unos precios que te sorprenderán'. Dejando a un lado los contenidos (casi siempre variaciones sobre el mismo tema), me atraen esas voces habitualmente femeninas, dulces, sugerentes o animosas que me prometen o insinúan pequeños paraísos domésticos. Y mientras desgrana todo ese 'abanico de posibilidades' y 'ofertas únicas' que yo no debería perderme,  me pregunto quién habrá detrás de esa voz, cómo será ella, dónde vivirá, cuáles serán sus gustos, sus debilidades, sus manías. Cada voz, cada entonación, cada prosodia sugiere un mundo propio, una manera de caminar, una mirada diferente. Algunas no pueden ocultar una cierta tendencia a la coquetería; otras son estrictas y meticulosas, acaso algo frías, o tal vez rígidas en exceso; las hay ligeramente acatarradas y deliberadamente voluptuosas; aunque también, a veces, la oferta del día en menaje del hogar suena mecánica, robotizada, como si la chica que habla hubiese puesto el piloto automático y le diese igual ocho que ochenta. O quizá sea la única manera que ella tiene de protestar por un trabajo sin contrato, sin derechos, pésimamente remunerado. Quién sabe. Hay tanto abuso por ahí, tanta gente amenazada con el "si te gusta, bien, y si no... ya sabes donde está la puerta" que todo es posible. Aunque en esos casos de la voz mecanizada prefiero creer que a ella se le ha ido el santo al cielo por culpa de un novio que la tiene loca, o de un viaje al Caribe que al fin se va a hacer realidad. Esas cosas que a veces pasan.   .    

1 comentario:

  1. Por mi casa pasan los " afiladores de cuchillos" y ... me descolocan , me resulta algo anacrónico..un fragmento del pasado que irrumpe fuera del tiempo, siempre me sorprende la energía, la constancia y el interés que ponen en el asunto...no me he parado a elaborar fantasías acerca de su repetitivo discurso pero me temo que no serian tan gratas como las de las voces femeninas de los tapizados ....ja ja ja ...

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