miércoles, 12 de septiembre de 2012

entre otras cosas

Ayer me acordé de una expresión que había oído no hace mucho en la radio: "los martillos lo ven todo en forma de clavo". Supongo que eso es así por deformación profesional.del martillo. Al hilo, me pregunté de dónde vendrá la expresión "no dar ni clavo", y seguí removiendo la caja (mejor dicho, el cajón) de las herramientas en busca de un par de escarpias de pequeño tamaño. Como cabía esperar, allí había de todo, absolutamente de todo, menos lo que yo buscaba. Había escarpias, por supuesto, pero de las de rosca, o sea, de las que requieren taco y, previamente, taladradora para agujerear la pared. No era ese el caso: se trataba de colgar un corcho de apenas trescientos gramos, no una estantería para quinientos libros. Durante un buen rato me entretuve sacando del cajón cables coaxiales, enchufes múltiples de ambos sexos, destornilladores de todas las tallas, pernos, llaves inglesas y de las otras, alicates, tarros de cristal repletos de tornillos, tuercas y arandelas de diversas procedencias y distintos tamaños. También había cinta aislante, viejos cargadores de teléfonos desaparecidos, un cenicero triangular de Zinzano (nadie más que yo sabe dónde lo robé), una cajita transparente con puntitas doradas que casi parecían para practicar la acupuntura, escuadras, casquillos, más cables, ladrones, mucha morralla y un sinfín de cosas sin nombre, o que yo no sé nombrar. Ante toda aquella multiplicidad de ferretería comprendí que allí, en ese desorden de cajón heterogéneo, estaba la historia de la mitad de mi vida, de los últimos veintitrés años de mi vida. Casas, mudanzas, cuadros que pasaron de una pared a otra pared, conexiones del vídeo a la tele, rosetas de teléfono, alargadores que nos acompañaron de acá para allá... por si había que echar un cable. Todo eso y más estaba allí. El cajón de las herramientas ha ido creciendo con nosotros. Y va a seguir haciéndolo: tengo que comprar escarpias. Seguro que el martillo se alegra al verlas. Ya decía Pedro Navaja que "si naciste p'a martillo, del cielo te caen los clavos." Eso... de cajón.

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