martes, 17 de julio de 2012

polvo de estrellas

El gusto por las palabras, por los nombres, hizo que ya en la adolescencia me sintiera atraído por la tabla periódica de los elementos. Cómo no percibir un remusguillo en las muñecas ante la presencia de titanio, vanadio y manganeso. Y qué decir de esa contundente tríada formada por arsénico, antimonio y bismuto. Claro que nada es comparable a la delantera más elegante y más artista de toda la tabla: zirconio, paladio y wolframio. De entonces me viene una suerte de fascinación por la ciencia, por lo desconocido para mí, analfabeto universal. Las expresiones de los físicos son altamente poéticas. Creo que alguna vez he citado aquí ese hallazgo incomparable: "la fatiga de los metales". Y no digamos ya esa corriente rumorosa e inquietante que denominan "la radiación de fondo". Bueno, a lo que iba. En el mismo Babelia del pasado sábado que citaba ayer aquí, leí una entrevista apasionante con el físico y biólogo Ricard Solé, autor del reciente libro Vidas sintéticas (que, por cierto, tiene una pinta de lo más tentadora). Bien, pues, en un momento de la entrevista, afirma: "La gran mayoría de los científicos son agnósticos, ateos o viven en la duda existencial. Desde el punto de vista del no creyente -al margen de donde viniera el universo- estar vivo es, como dice Richard Dawkins, un privilegio extraordinario. Somos enormemente afortunados, porque de todas las posibles personas que hubieran podido existir, nos ha tocado a nosotros." Y concluye: "Nos ha tocado la lotería". La cita es un poco larga, sí, pero creo que merecía la pena. Al leer esa reflexión caí en la cuenta de que lo que dice Solé responde a una de estas dos posibilidades: 1) es lo que yo pensaba sin saber que lo pensaba exactamente así; 2) es lo que me hubiera gustado pensar, o descubrir, y formularlo de ese mismo modo. Creo que, en efecto, vivir es un puro milagro sostenido, y pienso también que es un hecho tan improbable y misterioso que sólo puede interpretarse como algo a la vez tan bello como efímero, tan conmovedor como olvidable. No sé si somos (o seremos) 'polvo enamorado' o partículas atómicas vagando indefinidamente por el espacio azul noche en expansión donde habitan o respiran o susurran las constelaciones sin nombre. Sea como fuere, qué bello es vivir. Y haber vivido.

3 comentarios:

  1. Mira Luis tu tienes una rara habilidad o como quieras llamarlo para dejar a la gente como yo sin saber que decir. El final de tu blog de hoy a hecho que se me salten dos lagrimitas. ¿Vas a seguir con el dairio en Agosto? Gracias.

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  2. Pero,¿qué te impide firmar, caramba? ¿Tan difícil resulta dejar un nombre al pie? No suelo responder a comentarios anónimos,aunque, en este caso (y en todos los que sean necesarios)haré una excepción: todavía no sé lo que voy a hacer en agosto, pero lo más probables es que dé vacaciones al blog. No por ello voy a dejar de escribir ("el vicio de Stendhal"), pues tengo cartones y cartones por fumar este verano, y también después. Aunque tampoco descarto echar algún que otro post al aire. Seguro que son los mejores, ¿no crees?

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  3. Cuidado Luis con los post al aire, que no está el panorama para embarazos, como tú bien dices en tu comentario (http://juliozarco.com/una-habitacion-en-nueva-york-cual-es-tu-historia/).
    Además me has prometido continuar con al menos una historia. Así que ya sabes, alguno déjanos disfrutar, que agosto es un buen mes para reflexionar juntos y tus post son perfectos para hacerlo.
    Un abrazo
    Julio Zarco
    www.juliozarco.com

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