viernes, 8 de junio de 2012

90 segundos

He estado a punto de escribir hoy aquí, casi exactamente, el mismo post que ya escribí hace quince meses: en concreto, el 9 de marzo de 2011. Hablaba en él de lo que quería hablar hoy: en lugar de películas de 90 minutos, hacer directamente trailers de 90 segundos. Con la crisis, los recortes en los presupuestos, las prisas, la falta de tiempo, los soportes individuales 'de mano' (tableta, eboock, iphone...) podríamos ver y oír una nueva versión de, pongamos por caso, El gabinete del doctor Caligari, o de la trilogía Azul-Blanco-Rojo, o de los Cuentos de la luna pálida después de la lluvia. O de Mad Men. Pero todo eso comprimido hasta alcanzar la pura quintaesencia: aquello que de tan sublime y condensado nos deja exhaustos, como tras un orgasmo sostenido durante 90 segundos a los pies de la diosa Afrodita, o de Monica Bellucci (inolvidable por siempre jamás en el Drácula de Coppola). Y todo ello sucede en el lapso que va de la estación de Diego de León a la de Núñez de Balboa. O dentro de unos años, de Ray Bradbury a Philip K.Dick. Después de todo, eso no es nada: apenas dos o tres parpadeos, unas puertas que se abren y que se cierran y se reanuda la marcha hacia Rubén Darío, Alonso Martínez, Chueca, Gran Vía... La voz amiga de Javier Dotú (o sea, la voz de Michael Corleone, Amadeus y tantos otros) nos advierte que la próxima estación está en curva y, por tanto, debemos tener cuidado para 'no introducir el pie entre coche y andén'. Entre coche y andén hay un espacio angosto por el que puede colarse de perfil alguna duda, la síntesis de un relato de Borges, quizá algún verso de Juan Larrea, o de Petrarca, o de Olvido García Valdés. Tres poetas que no están mal. Pero esos 90 segundos de tráiler creo que son el futuro, el día de mañana, las naves ardiendo más allá de Orión, antes de que la belleza desaparezca y demos por perdidos algunos paraísos: John Ford, Bach, Sinatra, Vermeer, Juan de Yepes, Morente, Dreyer, Rulfo, Holderling. También Satie, Claudio Rodríguez, Rothko, Allen... Y aunque me esté mal decirlo, poseo algún precioso capa y algún allas que alegran la vista y que solo conocen aquellos que alguna vez han venido a esta casa donde cunde el humor, el amor, el buen vino... Pero, a lo que iba: tengo muy claro que en 90 segundos es posible fundar el mundo, el universo, o enamorar a la mujer más hermosa que hayan visto estos ojos míos. Hasta el lunes. Buen finde.

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