lunes, 16 de enero de 2012

seguidores

Todos somos seguidores de alguien o de algo. Y a veces el seguidor tiene alguien siguiéndole. Sin ir más lejos, este blog, como todo blog, tiene sus "seguidores" declarados, los cuales vienen a ser una especie de miembros de honor o socios compromisarios que supuestamente lo avalan. Por descontado que no todos los lectores habituales de este diario (solo una pequeña parte) se declaran "seguidores" del mismo, con su nombre y su avatar, ni tampoco todos los que figuran en él como tales son, digamos, de comunión diaria. Pero, bueno, siempre es de agradecer que sigan ahí, sin cobrar por ello ni darse de baja. Yo también soy seguidor declarado de alguno, aunque mi fidelidad no es precisamente la más ejemplar de la bloguería. Y antes, mucho antes de ser bloguero fui seguidor de futbolistas y cantantes, de actores, de actrices, de directores, de músicos, de poetas... Primero fui fan enamorado de un rayo de luz llamado 'Marisol' que me deslumbró en el cine Omy de mi niñez. Luego vendría con el 10 a la espalda Velázquez, el cerebro de aquel Madrid ye-yé que acariciaba el balón con sus pases de seda y una elegancia que solo heredaría Marcial. Ya en la adolescencia me hice forofo del jugador más carismático que ha tenidio el Pucela en los últimos cuarenta años: Lorenzo, un interior diestro parecido a lo que poco después sería Juanito, pero con una aire torero y manierista como no se ha visto cosa igual; las gradas de Zorrilla enloquecían con él. Por aquel entonces yo ya era seguidor incondicional de Serrat. Y sin dejar de serlo, el año de COU, además de Neruda y de Lorca y de Aleixandre, me arrebató Paco de Lucía con aquel LP (lo conservo) titulado Fuente y caudal. Cuando vi El gatopardo me hice seguidor entusiasta del cine de Visconti. Cuando vi Historias de Filadelfia me hice de Cary Grant, Catharine Hupburn y James Stewart. En los primeros años 80, el grito de Camarón me entró en el alma como un relámpago: lo seguí con fervor hasta el final. Igual (o más) me sucedió y me sigue sucediendo con Enrique Morente. También fui seguidor del mejor medio centro que he visto en mi vida: Fernando Redondo. De Zidane ya he confesado aquí mi devoción sin límites. De Woody Allen, también. Y de John Coltrane, y de Miles Davis, y de Billie Holiday, a la que seguiré escuchando siempre. Hay más, bastantes más, pero los dejo para otra ocasión. Se me ocurre que por cada nuevo seguidor de este blog, yo confesaré otros amores y querencias, otros seguimientos aún no declarados.

1 comentario:

  1. Vaya! Mi querido Luis, me tienes sin palabras... toda una declaración pública de ... de lo vivido?.... del recorido de amor?.... del reconocimiento y del encuentro?... Vaya!!!
    Me gustan tus palabras.
    Lorena

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