miércoles, 30 de noviembre de 2011

no podemos gastar tan poco

Ya sé que a muchos les parecerá una chorrada o algo parecido, pero a mí me encanta, me divierte mucho una cuña de radio que oigo todas las mañanas mientras desayuno. Forma parte de la campaña del Renault Dacia Duster, orientada a potenciar el precio de ese modelo. Y lo hace de un modo muy notorio. En síntesis: una pareja, en el concesionario, se escandaliza ante un precio tan bajo. Tanto es así que ella (una pija muy loca), al conocer lo intolerablemente barato que es el coche, dice algo así como "bueno, al menos... gastará mucho, ¿no?" Y cuando es informada del bajo consumo que tiene el Dacia Duster, ella responde: "¡no podemos gastar tan poco!". Y a continuación echa una risa completamente locatis que me tiene trastornado. El spot, aun siendo lo mismo, no funciona igual de bien; pero la cuña es total. La idea que hay detrás de esa campaña es hábil, es inteligente. O al menos así me lo parece. Pero todo esto me lleva a un tema que me encanta: el derroche. Los lectores de este blog saben que compro mucho en Dia, en AhorraMás, en Udaco. Soy pues un ahorrador compulsivo, pero no puedo negar que me fascina el derroche y su estética desaforada y amoral. Ese imaginario tiene que ver con el lujo y la extravagancia, los Aston Martin, los Bugatti a toda velocidad por La Riviera, al amanecer, tras una noche muy loca de casinos, de incontables descorches de Beuve Clicquot, de actitudes muy muy frívolas y completamente irresponsables, pero de una elegancia muy wilde y muy divina. Tengo la música que ilustra a la perfección esa película. De hecho la estoy escuchando con toda alevosía en este momento. Es un clásico del jazz blanco; su título: If I Could Be With You, en versión de Benny Waters & The Traditional Jazz Studio, de Praga. Una joya que obra en mi poder desde hace tres décadas. Ese tema suena cada vez  más lujoso, más evocador... Algo así como una pérgola años 30 en Niza, en Mónaco, en San Remo, en un amanecer color champagne, con un descapotable -Bugatti, por supuesto- aparcado muy cerca, el lazo de la pajarita ya deshecho, la sonrisa fatigada y dos chicas muy jóvenes, muy altas y más bien bisexuales, con ajustados vestidos de lamé. Ellas sabrían decir mejor que nadie, y en varios idiomas, eso de "¡no podemos gastar tan poco!"

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