jueves, 10 de noviembre de 2011

canciones para un viaje

Ayer, miércoles 9, en una tarde con lluvia y serena tristeza, regresaba a Madrid, conduciendo, tras una mañana de abrazos, familia y cementerio. Para eludir seguir dándole vueltas a lo mismo, encendí la radio del coche. No me apetecía escuchar noticias (todas pésimas), ni tertulias, ni chorradas. Encontré asilo sonoro en Radio 3, de RNE. Durante buena parte del viaje no cesó de llover ni de sonar evocadoras canciones (algunas conocidas, otras no) de los primeros años 70. La tristeza, sin desaparecer del todo, se fue erosionando, como piedras de hielo en un whisky, a medida que sonaban aquellas canciones californianas de Carole King, de James Taylor, de la gran Joni Mitchell, de Carly Simon, de Linda Ronstadt... Por aquella época yo era un adolescente espigado y algo bastante enamoradizo al que le gustaba bailar canciones de amor y escuchar con devoción los últimos longplays, muchos de ellos adquiridos por los chicos de mi pandilla (y a menudo por sus hermanos mayores). Ayer tarde, ya anochecido, llegando a la altura de San Rafael (Segovia), escuché en ese programa de radio la versión original de You can leave... etc, cantada por su creador, Randy Newman, veinte años antes de que Joe Cocker la interpretara  para que Kim Basinger nos pusiera estupendos con la famosa escena de aquella película. Pasado el túnel del Guadarrama, pero con la misma persistente lluvia, sonó una muy buena canción de entonces, desconocida para mí, de un joven Tom Waits. Me sorprendió descubrir lo bien y lo 'bonito' que cantaba Tom Waits antes de que el alcohol y el humo y todo lo demás le rompieran la garganta y le agrietaran la voz. Las canciones, sí, nos llegan en su momento; muchas se quedan a vivir en nuestra memoria; algunas pasan de los hermanos mayores a los menores, incluso van más allá. Yo soy el mayor de mi familia, pero tengo primos y primas de más edad que por aquellos veraneos -finales de los años 60- escuchaban lo último en discos singles y longplays. Mi primo Juan -once años mayor que yo- era quizá el más alegre de todos, el más simpático, es posible que el más generoso, no lo sé. Reía con ganas, eso lo recuerdo bien. Y estoy seguro de que le gustaba bailar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario