martes, 29 de noviembre de 2011

cuando no pasa nada

¿Qué pasa cuando no pasa nada? Ese es un tema que me fascina. Y su reverso, más aún: lo que sucede sin testigos, para nadie, sin que nadie lo vea. Cuando en apariencia no pasa nada, ahí está sucediendo un relato de terror. Hace algunos días, al abrir la puerta de mi casa, olvidé sacar la llave de la cerradura. Durante varias horas las llaves permanecieron a la vista y al alcance de cualquiera que pasara por allí. ¿Qué ocurrió durante todo ese tiempo? Ningún vecino tocó el timbre para avisarme de que alguien, en un descuido, había dejado las llaves puestas. Aunque no imposible, resulta difícil creer que nadie las vio. Durante esas horas pudo ocurrir de todo: desde la teoría de la invisibilidad (no vemos lo que tenemos delante de los ojos) hasta el episodio más elaborado: un repartidor de algo pasa por delante de mi puerta, ve las llaves, se detiene un par de segundos, duda, se lo piensa, sigue su camino, vuelve a detenerse, hace sus cáculos, desanda lo andado, extrae la llave de la cerradura con mucho sigilio, sale  a la calle, acude a una ferretería cercana donde hacen dobles al momento. Vuelve. Llama a un telefonillo diciendo 'cartero comercial', sube a la segunda planta y, con el mismo sigilo, introduce la llave en la cerradura y se va. Todo eso habría sucedido en apenas diez minutos. Nadie lo habría visto, ni sospechado, ni pensado mal de ese repartidor, de ese rutinario cartero comercial. Ahora él estaría rumiando el día y la hora de entrar 'llave en mano' en este piso. Y hacerlo en una de esas fechas sin nadie en que, uno o dos días antes, nos cercioramos de haber regado las plantas, revisados los grifos, apagado las luces, cerrado la puerta con doble vuelta de llave, antes de subir al coche para pasar unos días con la familia. Así pues, todo queda en orden para que alguien introduzca esa llave en la cerradura y, educadamente, se ceda a sí mismo el paso. Claro que en esta casa no iba a encontrar nada pequeño y de valor: dinero, joyas, cartiers de oro blanco... Aunque con unas horas por delante -quizá una noche entera- encontraría tesoros tales como fotos de las que no hay negativo ni copia, cartas de amor, recuerdos de viajes, vinilos de juventud, cuadros de amigos, bisutería alegre, poemas sin publicar, películas muy vistas, libros con notas, bonita lencería, plantas regadas... No sé, quizá le deje en lugar visible al visitante un billete de 50€ y mi dirección de e-mail. No en vano dicen que es preferible un mal acuerdo a un buen juicio.

1 comentario:

  1. Nada. Y lady B. sigue sin dar pistas, sin dejar huella de su paso por este blog que todos compartimos...
    Me habría gustado tanto saber algo de ella...

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