jueves, 15 de septiembre de 2011

aniversario

Ayer fue mi cumpleaños, sí, y para que la fiesta no decaiga hoy es mi aniversario de boda: 21 años cumplidos. Pero, claro, en una fecha así no puede uno evitar hacer alguna reflexión más o menos extravagante. Por ejemplo, ¿cómo sería el mundo, las relaciones, la familia, si estuviera generalizada y bendecida por todos la poligamia? Un mometo, un momento: cuando digo 'poligamia' incluyo en el mismo pack la 'poliandria', faltaría más. Bien. Sigamos. Vamos a dar por bueno que en esa imaginaria sociedad pluralista yo tendría... tres o cuatro esposas con las que, supuestamente también, mantendría una armoniosa convivencia, basada siempre en una especie de geometría variable. Con unas tendría hijos y con otras no, eso ya dependería de diversos factores. Éstas, a su vez, tendrían cada una dos, tres, cinco maridos. Entre ellas habría, lógicamente, sus ocasionales desavenencias, y en algún caso celos, pero con un claro prodominio de la fraternidad compartida y los vínculos familiares. Y otro tanto sucedería entre nosotros, los diversos maridos de cada una de nuestras esposas: todos juntos acabaríamos por constituir un clan, una organización en red  -muy actual, por cierto-, con intereses comunes y afinidades dentro de una saludable biodiversidad. Yo haría muy buenas migas, estoy seguro, con los maridos de mis mujeres. Y con las otras esposas de estos. Las fiestas de cumpleaños, de aniversario, etc, serían multitudinarias, claro está, aunque sólo muy de tarde en tarde (dos o tres veces al año), realmente orgiásticas. Como es obvio, no podríamos vivir bajo un mismo techo todos los miembros de la gran familia -esposas, maridos, hijos de unos y otros-, pero con el tiempo se habría ido perfeccionando un modelo social muy poliédrico de convivencia en multidomicilio; aunque ello no excluiría la existencia de una especie de falansterios (como los concebidos por Fourier a principios del XIX) donde convivirían familias enteras; eso sí, regidas por un sistema oganizativo muy minucioso, muy elaborado. Y conste que no estoy proponiendo, ni siquiera imaginando, una desaforada  promiscuidad. Si hago un repaso somero de las mujeres a las que, hipotéticamente, yo podría proponer una vida en multimatrimonio, éstas se contarían con los dedos de una mano. Pero, de momento, las cosas están como están. Y por lo que a mí respecta, están bien, francamente bien.

3 comentarios:

  1. Aunque sea solo por alusiones, me voy a tomar la palabra.
    a. No podría vivir con un hombre polígamo, ni compartirlo con nadie. No es que sea posesiva ni celosa, sino que tengo tantas cosas que contar que necesito un hombre a mi lado, (aunque escuche y desconecte cuando quiera) y mucho mejor si es siempre el mismo para no tener que contárselo todo a las amigas y llegar a cansarlas, o tragármelo y acabar con úlcera de duodeno.
    b. Sería incapaz de practicar la poliandria, sobre todo por no cambiar los nombres de los susodichos y no quedar como mala esposa cuando confunda sus gustos con el café.
    c. Tras ventiún años de convivencia he de decir que prefiero las manías conocidas que las que estén por conocer, y siempre será mejor soportar manías de uno que no de tres o cuatro.

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  2. Permite que opine como mera espectadora, están bien, francamente bien.
    Felicidades para los dos.
    C.R.

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  3. Por los pelos, pero llego a tiempo de desearos un muy feliz aniversario. ¡21 años! ¡Madre mía! ¡En nada las bodas de plata!
    Un beso fuerte de una asturiana y dos napolitanos :-)

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