viernes, 3 de diciembre de 2010

lejos, muy lejos

Viernes y puente. Qué sensación de largo viaje. Aunque sea un viaje de tres días y medio. Pero ese 3 y 1/2 me recuerda hoy el andén 9 y 3/4: lleva no sabemos dónde. Y esto me hace pensar que no sé si lo que tengo es necesidad de huir o de pasear por el parque entre dos luces. Pero yo he descubierto una vocación tardía (son las mejores) de guía turístico. Me apetece ahora llevar a los lectores de este blog (lectoras en su mayoría) a lugares infrecuentes y, acaso, un puntito extravagantes. Tengo unos cuantos destinos. Que cada cual elija o proponga el suyo. Anoche soñé que volvía a un lugar de la memoria, por eso sugiero un viaje a Manderley, antes de que la gran mansión victoriana sea pasto de las llamas. No muy lejos en el tiempo está Brideshead, que siempre merecerá ser revisitado. Narnia no está ni cerca ni lejos, pero qué fantasía una noche en blanco con Lucy, Susan, Peter, Edmond... e tutti quanti. Tierras Calientes, en el ardoroso México, es un destino para perder la cabeza y no volver nunca más a las tierras frías de la realidad. El Sacro Bosco de Bomarzo es perfecto para una lectura y una escapada. Las colinas de Ngong, en África, es un destino más grande que la vida. El condado de Yoknapatawpha, en el profundo santuario del sur, promete pasiones llenas de ruido y furia. Las ciudades invisibles del Gran Kan (Zora, Eufemia, Cloe...) invitan a la arquitectutra y al urbanismo onírico. Gotham City, la ciudad de Mahagonny, la remotísima Pandora en 3D... Y mucho más cerca, Viana del Prior, donde siempre nos esperará una prima ardiente, católica y sentimental. Aunque también podemos refugiarnos bajo la niebla poética en algún lugar donde habite el olvido. Nos vemos el martes, de regreso.

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