jueves, 9 de diciembre de 2010

leer, soñar, vivir

Esto leí hace ocho años, en octubre de 2002: "...la ficción nos completa, a nosotros, seres mutilados a quienes ha sido impuesta la atroz dicotomía de tener una sola vida y los apetitos y fantasías de desear mil. Ese espacio entre nuestra vida real y los deseos y las fantasías, que le exigen ser más rica y diversa, es el que ocupan las ficciones." Ayer leí esto:  "...en cuyos libros descubrí que, aun en las peores circunstancias, hay esperanzas y que vale la pena vivir, aunque fuera solo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias." Y esto otro: "Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos..." "Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida..." "Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola." Y tambien esto: "...tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera (...) de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible." El primero de los textos citados pertenece a La verdad de las mentiras, de Mario Vargas Llosa; los demás, a su discurso leído el martes, 7 del 12 de 2010, en la Academia sueca. Un discurso que para algunos ya forma parte de nuestra historia sentimental. Su lectura fue una experiencia sencillamente maraviLlosa.

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