martes, 28 de diciembre de 2010

cuatro cosas

Hay días proclives a las emociones fuertes y días que desde primera hora ya se ve que vienen muy volátiles. Casi prefiero estos últimos: son ligeros, livianos, amables, paseables y... olvidables. No nos enamoramos de ellos, es cierto, pero son esos días que no están mal, que vale, que bueno, que ¿por qué no? Además se prestan a la fantasía o a evocar otros días y mometos que, estos sí, brillan como piedras preciosas de reciente adquisición. Ayer, sin ir más lejos, la negra luz de El Roto brilló una vez más con toda intensidad: un decrépito político español afirmaba en su viñeta: "...Los malos tiempos de antes...¡Esos sí que eran buenos tiempos!" Pero en el año que se va no todo ha sido pésimo. Si hablamos de cine, me quedo sin dudarlo con Toy Story 3, aunque también me gustó no poco (con alguna objeción) io sono l'amore. En música me apunto al espléndido disco de Dee Dee Bridgewater en homenaje a Eleanora Fagan (Billie Holiday para siempre y para todo el mundo). También, cómo no, cómo no, me llevo conmigo esa inmensa Nana de oriente, fundida con el pequeño reloj morentiano, cuando la voz de EM se levanta por encima de las olas y dice, como nadie lo había dicho hasta ahora: "He aquí otra manera de medir / y gira y gira el llanto sin cesar / como el rosario como la noria como el mundo como la espiral del mecanismo perfecto y perpetuo de un reloj..." Para no dejarlo ahí, que duele, remato con este temazo recién descubierto del Sting Live In Berlin; su título: Desert Rose. Toda una joya para sacar a bailar, al calor de la hoguera y a la luz de las estrellas, a... ¡A Rania de Jordania!

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