jueves, 23 de febrero de 2012

quién manda aquí

La tesis (dejémoslo en hipótesis) es inquietante: yo no sería el administrador de este blog sino el 'administrado'. Según esa teoría, no soy yo quien decide lo que escribo a diario: es el propio blog quien me ordena ver esta o aquella película o exposición, leer tal o cual libro, etc, para alimentar con ello su voracidad. Al menos eso es lo que dice un amigo mío de mucha confianza y que me conoce mejor que yo mismo. Me llama y me pregunta, "¿qué te ha ordenado hacer hoy el blog para escribir sobre ello mañana?" Resignado ante su persistente idea, le confieso: "esta tarde tenemos hora en el Prado para ver los tesoros del Hermitage." Sería terrible que la realidad confirmara la tesis / hipótesis de mi amigo Máximo Higuera sobre este asunto. Claro que él responde que no hace falta, que ya está sobradamente confirmada. Así las cosas, yo no sería el dueño de mis actos ni el responsable de mis textos sino un mero y obediente ejecutor de instrucciones que vienen de arriba, de la blogosfera. Por cierto, ayer vimos El montaplatos, de Harold Pinter, dirigida por Andrés Lima (Animalario); también en esa obra las órdenes vienen 'de arriba', aunque no se sabe quién las da; sólo quién las obedece. Yo he tenido siempre (o eso me han hecho creer) una cierta inclinación natural (?) no sé si a la rebeldía, pero sí  al menos a la desobediencia. Aunque, si las cosas fueran en cierto modo como dice mi amigo, mi supuesta insumisión se habría desvanecido, y no ante la amenaza o el soborno sino ante el espacio en blanco de unas treinta líneas, más  o menos. En realidad, lo que esto indicaría es que soy un individuo bien dispuesto y bien mandado. Me dicen 'ven', y voy;  me dicen 'toma', y tomo; me dicen 'escribe', y yo describo. ¿No será que con los años me he vuelto como Vicente el obediente, que va donde va la gente? Aunque tampoco hay que descartar aquella ingeniosidad de Bergamín, cuando decía: "No, Vicente no va donde le llevan; es que le llevan donde va." De ello podría deducirse que no es que este blog me ordene dónde ir; más bien sería que yo le insinúo (como hacen los enamorados) dónde me gustaría que me dijera que quiere que yo vaya con él. Al final, acabamos yendo los dos al mismo sitio. Y no voy a decir aquí dónde.

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