miércoles, 16 de febrero de 2011

si yo fuera rico

Si yo fuera muy rico, inmensamente rico, seguiría yendo todos los días (o la mayoría de ellos) a trabajar en lo mío, en lo que ha sido lo mío durante los últimos 25 años. Pero previamente habría invertido una cantidad suficiente en la agencia para poder generalizar algunas normas, acompañadas de un cierto estilo en el trabajo. Para empezar, los ordenadores no se encenderían antes de las 10 h., y la jornada laboral, sensu stricto, se alargaría en horario intensivo hasta la hora del martini, que como todo el mundo sabe son las 13.30 h. Eso sí, se valoraría muy positivamente (bonus, etc) el uso de los fondos de libre disposición para asistir a conciertos, teatros, musicales, museos, foros..., a ser posible fuera del horario laboral. Importante: solo se llevarían cuentas y se aceptarían trabajos en los que primase la belleza de la creatividad, la defensa del medio ambiente, las causas justas, la mejora de la calidad de vida de los desfavorecidos y, en general, el hedonismo y la alegría de vivir. Si llegara a ser necesario, la propia agencia adquiriría el correspondiente paquete de acciones de la empresa anunciante, o incluso, llegado el caso, crearía la marca para aplicar en ella su irrenunciable ideario y su envidiado modus operandi. Por supuesto, el mar humor estaría abolido, aunque no expresamente prohibido, pues sería una prohibición inoperante por innecesaria. Las excusas por inasistencia injustificada o por actitudes excepcionalmente desagradables, antipáticas o de mal estilo habrían de ser de una ingeniosidad desarmante. En fin, esto solo han sido cuatro pinceladas, pero tengo que desarrollar más y perfilar mejor el programa de "cómo sería si...", para que, llegado el caso o producido el milagro, no resulte todo una atropellada improvisación. Hay que ser precavidos.

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