lunes, 21 de febrero de 2011

que vivan las mujeres

Hay días en que uno se siente de aquella incierta manera y tiene que sacar fuerzas de quién sabe dónde. Del humor, que es un aliado inteligente y leal como ninguno en los momentos difíciles; del amor, cuya fuerza mueve el mundo, el sol e le altre estelle; de la belleza, que con solo mirarla activamente nos embellece, nos hace mejores; o de todo ello a la vez, si la ocasión lo requiere. Hoy voy a recurrir a las mujeres, nada menos. Ellas han dado y dan sentido a mi vida. Y nada parece indicar, sino todo lo contrario, que en adelante vaya a ser de otro modo. Así pues, me animo a lanzar aquí un brindis (que ya es un género) por las mujeres. Vamos allá: que vivan las mujeres que me gustan y las que me dan disgustos; que vivan las que me han querido y las que ni queriendo me querrán; las que cuando caminan llevan el compás de los mares y de las mareas; las que quizá todo lo ganaron y todo lo perdieron apostándolo todo a la carta más alta; las que sin ellas saberlo van diciendo en silencio eso de "antes morir que perder la vida"; las que cuando se quedan dormidas embellecen el reino de los sueños; las que despiertan todas las expectativas del alba; las que cuando te miran un instante (en el metro, en un semáforo, en el cruce de dos escaleras mecánicas) hacen que sientas el impulso de preguntar: "¿y si, allá donde vayas, vamos juntos unos minutos?" En fin, hay mujeres de espuma y mujeres de ámbar; mujeres de sueño y de nube y de menta y de dolor también. Cantaba Ricardo Solfa que "hay mujeres en cuyas caderas no se pone el sol". Doy fe de ello. Mataría por contemplar un crepúsculo desde la línea ligeramente curva que dibuja una pelvis a la caída de la tarde. (Ver en You Tube el clip "que vivan las mujeres", M. Bosé)

1 comentario:

  1. te echaré mucho de menos. un abrazo grande luis y quedamos para un vino o dos.. cuando quieras. Jero

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