martes, 15 de febrero de 2011

palabras encadenadas

He visto la obra de teatro de Jordi Galcerán -autor de El Método Grönholm- en la que una pareja se lo juega todo a ese juego que da título a la obra, Palabras encadenadas, y que consiste en responder con una que empiece por la misma sílaba con que acaba la última palabra pronunciada por el otro. De modo que si tú dices "dormir" yo respondo "mirar". Así hasta que uno se equivoque o no encuentre en  unos pocos segundos el término correspondiente. Es algo semejante al juego del dominó.Y aparte de una gimnasia mental recomendable, este juego nos viene a decir que todo está relacionado entre sí, que una cosa conduce a la otra, y un libro lleva a otro libro, y un beso a otro beso, aunque sea de otra película. Dice Luis Rosales: "en la noche final de la ausencia, el poeta piensa en la amada y la lluvia los une." Siempre he visto la lluvia de ese poema como algo benéfico que va de uno a otro, que les comunica con su entramado de gotas sucesivas. Esa lluvia, como las palabras, como los ríos o los océanos no separa, ni aísla, ni incomunica: nos lleva a donde vamos, nos acerca aquello que queremos, nos pone en contacto. Literalmente "en contacto". En comunicación. ¿Qué otra cosa sino palabras encadenadas, lluvia que une los confines del mundo, es Internet, las redes sociales, el ciberespacio donde están sucediendo un billón de operaciones por segundo? Todo esto me pasa por quedarme distraído mirando por la ventana... viendo llover.

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