lunes, 24 de enero de 2011

fútbol es fútbol

 El pasado viernes por la noche, como tenemos por costumbre, aunque no por rutina, puse música y encendí una velas, unas lamparillas. Tras la cena, me quedé un poco abstraído mirando esas cinco llamitas en línea, pero distribuidas de un modo que, no sé por qué, me llevaron a pensar en  las delanteras legendarias de las que tanto me hablaba mi padre. Mirándolas, recordé a los míticos "héroes de Amberes": Pichichi, Acedo, Eguizábal, Patricio y Pagaza, con Belaúste a la cabeza, claro: "¡A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!" Evoqué también la célebre "delantera de seda" del Atlético de Madrid, con Juncosa, Ben Barek, Pérez-Payá, Carlson y Escudero. Y a "los leones" Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza. Y a "los cinco magníficos" del Zaragoza: Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra. Y de manera especial recordé con emoción a la que, según mi padre, que de fútbol lo sabía todo, ha sido la mejor delantera de todos los tiempos. Hay que ponerse en pie para escuchar estos nombres: Kopa, Rial, Di Stefano, Puskas y Gento. En fin, el santoral familiar. Ya puestos, diré que la primera alineación completa que aprendí de memoria fue la del Madrid ye-yé, con Serena, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento. Con ellos ganamos la 6ª Copa de Europa. Yo vi ese partido en blanco y negro. Luego vendrían muchas más delanteras y noches de gloria. Y las que vendrán. Dados  los antecedentes familiares, no es de extrañar la temprana querencia futbolera de mis hijos. Cuando la profesora pidió que cada niño pensara una frase de acción de gracias, casi todos eligieron la naturaleza, los animales, etc. Luisito no tuvo ninguna duda: "Doy gracias a Dios por haber creado al hombre que inventó el fútbol." Tal cual. Aquel niño es ahora un espigado adolescente que tiene muy claro su futuro: periodista deportivo. Lo será (si quiere). Y además de los grandes.

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