miércoles, 12 de enero de 2011

amor y dolor

Una mujer, en la crisis de la mediana edad, le confiesa dramáticamente a su marido, más como reproche que como elogio: "todo lo que te sucede te vuelve más atractivo." Ella es una prodigiosa Julianne Moore; él un discreto pero solvente Liam Neeson. La película, Chloe, de Atom Egoyan, es intensa, interesante, inteligente, imperfecta y perturbadora. Trata de personas de carne y hueso que aman, que dudan, que suponen, sospechan, callan, temen, sufren... Es decir, una película de verdad que avanza mientras va creciendo en ella una red de seducciones, deseos, pasiones, sentimientos y... presentimientos. Nada menos. Pues bien, Chloe  ha pasado sin pena ni gloria por la cartelera; le quedan exactamente cuatro pases: dos por la mañana y los otros dos a la hora del postre de la comida; su recaudación ha sido irrelevante, por no decir "infraordinaria". Me pregunto qué está pasando aquí, qué nos está pasando, para que una de las escasas películas realmente interesantes, inteligentes, etc, sea un fracaso de taquilla mientras banalidades olvidables (cuando no sonrojantes mamarrachadas) hacen recaudaciones millonarias. O casi. Esta tarde, a falta de dos días para desaparecer del único cine de Madrid en que aún puede verse, éramos tres los espectadores repartidos por la sala: una pareja y yo. O sea, un trío.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario