martes, 13 de noviembre de 2012

que sí, que voy, que quiero

  • Hace algunos días le dije a una amiga que hoy, martes 13, dedicaría el post a la huelga general de mañana, miércoles 14. Y no es que haya cambiado de opinión o de postura o de chaqueta. No es el caso, aunque podría serlo, ¿por qué no?, estamos vivos, y por tanto sujetos a alteraciones climáticas de todo tipo. Reclamo el derecho a cambiar de opinión, a pensar hoy lo contrario de lo que pensaba ayer, a levantarme monárquico del todo, si me peta, y hasta carlista-legitimista, llegado el caso, como un Bradomín extemporáneo y feo, además de agnóstico, gamberro y sentimental. ¿Pasa algo? Tenía intención de hablar hoy de la huelga general de mañana miércoles,  y de los motivos que nos sobran para apoyarla, y levantar todas las banderas patrióticas o apátridas de todos los colores y de todas las ideas, indignaciones, desahucios, justificadas demagogias, alguna blasfemia... Tenía intención de hablar de todo eso y más. Pero, mira por dónde, hoy,  martes con luz de gloria, no me apetece otra cosa que no sea sonreír o bailar o gastar una broma. El parque estaba tan animado esta mañana; mi hijo Ignacio es tan generoso y tan guapo; Luis es tan brillante; me gusta tanto este disco de Abbey Lincoln... Dadas las circunstancias, ¿cómo hablar aquí y ahora de la huelga general? ¿Cómo no mirar hacia otro lado para que la vida sea más bella, o al menos lo parezca, horas antes de que nueve de cada diez telediarios traten de convencernos de que la huelga ha sido un fracaso, gracias a Dios y a los servicios mínimos? Bueno, bien, me arriesgo a una sanción disciplinaria del sindicato, y también al reproche de los compañeros del metal, pero hoy hace un día tan luminoso... ¿Qué quieren, que me ponga triste, amargo, turbio? Pues no, para qué vamos a andarnos con elipsis y floristerías. Yo no tengo la culpa (ni el mérito) de ser de buena familia, en el mejor sentido de la palabra 'buena'. Por tanto, ni odio ni sabría odiar: eso es propio de gente a la que  no le han dejado otra. Lo que pasa es que me siento obligado a sacar la cara no solo por mí y por los míos sino por todos esos que cualquier día me dirán 'gilipollas'. En definitiva, copy, ¿vas o no vas a la huelga? Mójate de una vez, y que sepamos dónde estás y a quién leemos. Bueno, tampoco está claro que haya que tomar una postura drástica, ni que ello nos beneficie, ni que la belleza y el porvenir dependan de que digamos sí o no a la huelga. Pero como la vida es riesgo y apuesta y ganas de cambiar las cosas y pasarlo bien, digo que sí, que quiero, que voy a la huelga general. 

4 comentarios:

  1. Luis yo tambien voy contigo a la huelga general. Contado como tu lo cuentas es dificil decir que no.

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  2. Yo también voy a la huelga, por mí y por todos mis compañeros, como en el juego del escondite. Esperanza Ortega.

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  3. Y yo iría, si estuviera en activo, pero como estoy jubilado (aunque muy activo)no me perderé la manifestación.

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  4. Es lo más bonito que he leido sobre la Huelga general de mañana. Gracias guapo. Y un beso.

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