martes, 6 de noviembre de 2012

excusatio non petita

En la cocina hay que estar a lo que se está y no distraerse uno más de la cuenta; de lo contrario, si nos olvidamos de los tiempos, la intensidad del fuego, etc, corremos el riesgo de que se nos pase el arroz o se nos queme la salsa o se nos vaya la olla. Y eso fue lo que me sucedió ayer en este blog: que me distraje con unas cosas y con otras y se me fue la olla. Primero pequé de ingenuo, o de arrogante, cuando -aprovechando que tenía otros documentos abiertos y alguna idea en la cabeza- se me ocurrió hacer en el post un 'experimento', que no voy a tratar de explicar aquí porque sería largo y además no aclararía nada. El caso es que el tema iba bien encauzado y prometía un final feliz, o al menos bien resuelto, pero el juego de textos cruzados y provocaciones no acababa de funcionar, y cuando treminó el disco que estaba sonando -Pitingo con Habichuelas- me di cuenta de que el tiempo se me había echado encima. Eran ya cerca de las tres, y como no veía clara la solución (no estaba yo muy inspirado, eso es lo cierto), me tomé una copa de vino, la segunda, y rematé la faena con un bajonazo infame, en una mezcla de falso rencor y desplante chulesco. Vamos, como para lanzarme a la salida todas las almohadillas. Y en efecto, poco después, alguien con muy buen criterio dejó un comentario impecable: "Criatura, ¿qué te ha pasado hoy? Estás un poco rarito, ¿no?" Es lo menos que cabía decir. Tras leerlo, decidí cortar por lo sano y arreglar en lo posible el desarreglo: me cargué de un tajo varias líneas 'experimentales' y desafortunadas; después, un par de retoques mínimos, una pizca de sal o pimienta... y a publicar, así, como si nada. El plato no quedó muy lucido, eso es cierto, pero tampoco para acabar en comisaría. Conclusiones: 1) los experimentos, con gaseosa; 2) si vamos a setas, vamos a setas, y si vamos a Rolex, vamos a Rolex; 3) si bebes, no conduzcas: una segunda copa no da más reflejos sino que reduce la capacidad de análisis y rectificación. En consecuencia: humildad, hermanos, mucha humildad, porque cuando uno se hace el listo acaba resultando el más tonto de la clase; o sea, un bobalán.

7 comentarios:

  1. Hablando de Pitingos y Habichuelas,ole y ole, que arte y que salero tienes jodío. Me quedo con las ganas de leer lo que borraste. Un muac.

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  2. Pues yo no lo veo, como dice la canción de Miguel Poveda “No tienes que dar cuentas….”, los pensamientos tienen sus momentos y en esos momentos son lo que son y valen lo que se siente, pero es más, yo me reconozco más contigo ayer que hoy. Besos, amigo Luis. C.R.

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  3. Dios te lo pague, amiga, con una buena canción... de Quintero, Quiroga y León. Bss.

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  4. Pido perdón, antes de meterme en una conversación que parece casi familiar... conocéis estos escritos mucho mejor, y quizá también al autor.
    Decía Erns Mach que "el yo, no es una unidad invariable, determinada y claramente delimitada" ... En el cerebro humano no hay un yo, sino un amasijo de sensaciones que "se van a pasear ellas solas por el mundo" manteniendo un intercambio con mundo exterior.
    Y eso quiere decir, que somos seres complejos y tan ricos en diversidad como un poliedro de infinitas caras.
    Qué alegría que sea así...
    Para mi, los escritos que nos regala este ser (real o ficticio) poliédrico, de lunes a viernes, son un festín. Siempre un disfrute, no solo por su calidad literaria, sino también por las posibilidades que ofrece para la reflexión.
    Por eso se me hace extraña la clasificación de "raro", porque no es tal. Creo.
    De tal modo, y concluyendo... que espero seguir conociendo más caras del poliedro. Con o sin vinos de por medio.
    Ea.

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    1. Ufff. Ahora sí que no tengo palabras, querida, solo besos.

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  5. totalmete de acuerdo, la conciencia es un compendio de voces que algunos como vosotros sabéis desenmarañar para luego volverlo a confundir :)
    Un saludo para el blog!

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