jueves, 15 de noviembre de 2012

¿qué dije yo?

Esto de ser adivino es la leche. Yo mismo me asombro ante mi clarividencia y dotes prospectivas. Cada día tengo más claro que me equivoqué de profesión: tenía que haber orientado mi vida y mi hacienda hacia el tarot, la cartomancia, las líneas de la mano, los posos del café... En fin, las ciencias ocultas. ¡Qué acreditado depto creativo, qué gabinete de anticipación hubiese creado! Y no es porque esté yo delante, pero, cómo negar que mi mente las ve venir y se anticipa a los acontecimientos con una puntería matemática. Bien es verdad que ese acierto no lo tengo en todos los campos: en la quiniela, por ejemplo, fallo más que una escopeta de feria (qué expresión tan antigua, ¿no?). De modo que las que se van por las que se quedan, pero en lo tocante a verlas venir, a anticipar las portadas de los periódicos, soy insuperable, pese a que mi vanidad murió "una noche de luna en que era muy hermoso..." etcétera, etcétera. Y conste que no hago nada extraordinario para conseguirlo, ni me fumo ninguna yerba, ni bebo absenta ninguna, pero he de admitir que sí, que tengo una especie de programa informático en algún rincón del alma que me faculta para ver, leer y oír lo que dirán pasado mañana o dentro de un mes algunas mentes preclaras en los medios de comunicación o de agitprop (para los más jóvenes: vieja palabreja que fusionaba agitación y proppaganda). Claro que, como siempre, habrá personas desconfiadas, y no faltará quien sospeche que me estoy tirando el pisto. Lo entiendo. Ahora bien, ¿qué dije yo en este humilde diario hace más de un mes, concretamente el pasado 10 de octubre, miércoles todo el día, haciendo gala de un sentido visionario que corta la respiración? Pues escribí ni más ni menos que "no se quieren enterar, yeee-ye". Aunque los hechos demuestran que no solo me manejo en las medias y largas distancias: anteayer puse en juego mi prestigio y aventuré en este blog el siguiente vaticinio: "nueve de cada diez telediarios tratarán de convencernos de que la huelga ha sido un fracaso." Y quien dice 'huelga' dice 'manifestaciones' al anochecer. Está escrito, ¡ojo!, y por tanto no me invento nada, ni soy ventajista, ni le hago trampas al solitario; no, no, no: lo publiqué a las 14 horas y 18 minutos del martes 13, como puede comprobarse. ¿Entonces? ¿Tiene o no tiene mérito lo mío? ¿Para cuándo la creación del Premio Nacional de Prospectiva? No quiero parecer un visionario al uso, pero es cierto que más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas de la razón, y la Academia de los pensadores y de los futuristas se rendirá a la evidencia. Y dicho esto, amigos, me retiro al Aventino con todo el prestigio acumulado. En Roma lo llamábamos sencillamente auctoritas.

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