miércoles, 7 de noviembre de 2012

amistad amorosa

Vaya nochecita que hemos tenido, pendientes de los recuentos en Ohio y en La Florida. Dado que conviene disponer siempre de una buena disculpa, diré que todavía tengo los biorritmos alterados por la diferencia horaria de la Costa Este. Dejando eso aparte, ayer escuché en la radio una excelente entrevista con Antonio Garrigues Walker. Por cierto, qué nombre tan bien construido: español y norteamericano, elegante, cosmopolita, jurídico y comercial, demócrata, ilustrado, y en el buen sentido de la palabra, 'liberal'. No 'neo-liberal', ni 'ultra-liberal', ni 'liberal-conservador'; sencillamente, 'liberal', como George Clooney o como Robert Redford o como Salvador de Madariaga. Bueno, a lo que voy. En esa entrevista, AGW fue preguntado por la famosa relación de su padre, el diplomático Antonio Garrigues y Díaz Cañabate, con Jackeline Kennedy (supongo que después de que esta enviudara, y antes de matrimoniar, y patrimoniar, con Aristóteles Onassis). La respuesta fue a la vez atrevida y elegante: la relación de mi padre con Jackie Kennedy, afirmó,  fue una 'amistad  amorosa.' Y lo matizó acto seguido repitiéndolo en francés: "un aimer amitié", dijo, aunque ahora dudo si pronunció "aimer" o "amour". Qué buen concepto, ¿no?, el de 'amistad amorosa'. Al menos a mí me parece sugerente, sutil, enriquecedor, lleno de matices... Y además es compatible con casi todos los formatos y soportes. Una amistad amorosa  debería estar recomendada, bien vista socialmente y exenta de impuestos, como una FFF (fundación con fines filantrópicos). Pienso que una buena amistad amorosa favorecería las relaciones de pareja  en todas sus variantes, como la cita semanal de los amigos/as para charlar, reír, tomar los vinos. Sí,  la verdad es que, bien mirado, una o dos amistades amorosas sabiamente administradas (entiendo que media docena resultaría difícil de gobernar y un punto estresante) nos harían más alegres y acaso más felices, más tolerantes y respetuosos con la biodiversidad emocional y el medio ambiente. Claro que para eso habría que cambiarlo casi todo, y partir de nuevo, y crear una asignatura de educación para la convivencia (mejor así, en minúsculas) en la que los padres tendríamos que aprender no poco y familiarizarnos con ella (¡Marina, échanos una mano!) para repasarla en casa con nuestros hijos, antes de los partidos de la Champions, que siempre serán maravillosos. Y dicho esto, se acabó el estudio y pónganse en pie, amigos, que estamos hablando de Wembley, de San Siro, de Old Trafford, nada menos, del Parque de los Príncipes, del Allianz Arena de Munich, del Camp Nou, del Estadio de La Luz, de Stamford Bridge, de Anfield, del Santiago Bernabéu. ¿Se me permiten unos segundos de emoción? Punto y aparte. Una vez tuve la suerte de escuchar, en Valladolid, al maestro don Santiago de los Mozos afirmar que "la poesía es... palabras mayores."  No lo podemos negar: somos europeos, amamos el fútbol y la belleza, tenemos o quisiéramos tener una amistad amorosa con algunos viajes, algunos sueños, canciones, libros, películas..., algunos recuerdos de cosas o de goles imposibles que aún no han sucedido.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho esta pareja de palabras y lo que significa... amistad amorosa...
    me lo apropio...
    Besos.

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  2. Yo pediría prescripción facultativa y con receta. C.R.

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