jueves, 19 de mayo de 2011

graffiti

"Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir." Ahí está. Este va a ser, ya es, el graffiti del movimiento 15-M. Lo tiene todo: vuelo, desafío, humor, ritmo, medida, anhelo. Hay otros, claro, pero este ya ha entrado por los ojos y por los oídos. Y además tiene un cierto aroma... que evoca otros aromas, otros momentos. Ya sé que casi todo lo que pueda decirse hoy de esta movilización resultará, como mínimo, un poco prematuro. ¡Pero es algo tan sorpresivo, tan fresco y, por qué no decirlo, tan deseable! Quien más y quien menos ya ha empezado a hacer las exageradas pero inevitables comparaciones con Mayo del 68. Probablemente sean bastantes más las diferencias que las coincidencias. Seguro que sí. Bueno, ¿y qué? Cada momento tiene su afán. Y su música, su indignación, su belleza, su riesgo, sus graffiti. A mí siempre me han gustado los graffiti. Y además "se me quedan", si son buenos.  Recuerdo haber leído algunos realmente ingeniosos de aquella primavera. Aparte del  bellísimo y utópico: "Decreto el estado de felicidad permanente", y del terrible pero optimista al fin, "nuestra esperanza sólo puede venir de los sin esperanza", quizá el que muestra más sentido del humor (y justificada  mala leche) es aquel que decía: "Empleó tres semanas para anunciar en cinco minutos que iba a emprender en un mes lo que no pudo hacer en diez años." Y años después, mediados los 70, permaneció largo tiempo en lo alto de una fachada de la plaza de la Universidad de Valladolid esta joya: "Dios es ateo, no cree en mí." Bueno, y en otro registro, cómo olvidar el célebre graffitti aparecido en la Barcelona de la Transición: algún católico concienciado de la catalanidad había escrito "¡Queremos obispos catalanes!" Alguien añadió: "¡Y monjas suecas!". En fin, yo voy a votar en cualquier caso, lo he hecho siempre y, mientras pueda, siempre lo haré. Pero no voy a ocultar que lo que está sucediendo, o empezando a suceder, me gusta, me atrae, me ilusiona incluso. Si acaso, tiempo habrá para el desencanto. Y aunque pueda parecer un iluso, permitidme que traiga aquí el título de aquella maravillosa película de Howard Hawks: Me siento rejuvenecer.


   


1 comentario:

  1. Alguien escribió en una tapia:
    "Dios ha muerto"
    Nietzsche

    Y otro puso debajo:
    "Nietzsche ha muerto"
    Dios

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