jueves, 5 de mayo de 2011

fantasías y olas

Decía ayer, más o menos, que la mejor aventura es la que no figura como tal, la que a efectos contables no queda registrada. Y añadía: "cuando lo vivido por él, por ella, podría ser considerado como una fantasía en 3D." Y así como en los dos post anteriores ha quedado claro que "aventuras" más o menos sí, pero... según y cómo, y cuándo, y de qué manera; y también ha quedado claro, creo, que no quiero tenerlo del todo claro (o al menos no proclamarlo demasiado abiertamente, dado que este blog tiene ya un número considerable de lectores/as de muy diversa índole, y a buen entendedor... cuantas menos mejor). Marángulas aparte, tengo que decir que en el terreno de las fantasías, de las ensoñaciones más o menos inconfesables, ¡ancha es Castilla! O sea, barra libre hasta el amanecer. De las fantasías sólo hay que rendirle cuentas al dios de los placeres y de los buenos ratos. Y en ese sentido, sólo podemos pecar... por defecto. Lo confieso: soy fantasioso practicante, casi que de fantasía diaria. Y desde muy temprana edad. No exagero si digo que me muevo por el templo de las fantasías como Christiano Ronaldo ante el espejo de su cuarto de baño. Y entre sus muchas propiedades benéficas (de las fantasías, digo, no de Christiano) está la de no dejar huella, ni restos, ni testigos, ni víctimas, ni damnificados. Si fuera un crimen sería el crimen perfecto: nunca existió. Si acaso, con el placer morboso añadido de una cierta -¿cómo decirlo?- exquisita mala conciencia. Pero que nadie se equivoque, la fantasía no goza de impunidad: ha de responder a un nivel de exigencia, de coherencia interna en el relato, a un punto (aunque sea remoto) de verosimilitud. Ojo, no todo vale. La fantasía es para el que se la trabaja. Y aunque me esté mal decirlo, yo soy un gran trabajador. Si pusiera por escrito las fantasías que he tenido en mi vida hasta ayer por la noche, necesitaría tantas páginas como olas necesitó Morente en su Pequeño reloj: "Una ola, dos olas, tres olas. / Pasan los años y los siglos / y las olas no cesan, / las olas van y vienen y se rompen. / Hay más olas que estrellas / y que granos de arena / y  contamos el tiempo / con las olas amargas coronadas de espuma."

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