miércoles, 3 de noviembre de 2010

me enveneno de azules tintoretto

De todo menos aburrirse. Así es la vida en este trabajo en el que (unos más que otros) vamos de sorpresa en sobresalto, de inquietud en susceptibilitud, de malentendido en malempeor. Pero también a veces llega la palabra precisa, y la comunicación se abre paso más allá del ruido de fondo que nos rodea. Siempre lo digo: hay gente hermosa en la vida; tan hermosa como una mañana de otoño entre la niebla, al borde del Canal de Castilla, o como unos bellísimos ojos doloridos que tratan de desvelarte quién sabe qué misterio no resuelto. La belleza, según vamos sabiendo, nos sirve de consuelo. Una pregunta ingénua, amigos míos: ¿qué diferencia hay entre desamparo y desconsuelo? ¿Alguna vez seremos lo suficientemente lúcidos para entender que, en efecto, "la sombra es más azul cuando ya el cuerpo que la proyecta se ha desvanecido"? Besos.

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