miércoles, 6 de octubre de 2010

una reflexión (2)

..Y no sólo es bella. “Flexibilidad” y “felicidad” tienen una fonética muy parecida: comparten siete letras, y casi en el mismo orden. Por tanto, pudiendo ser felices, ¿por qué ser rígidos? Pudiendo bailar, jugar, nadar, oscilar, seducir... ¿por qué permanecer en un traje de escayola? Si podemos acariciar la curva musical que dibuja una cadera, ¿por qué renunciar a ello? El estricto ángulo recto (en la vida) no es más que la ausencia de melodía y la constatación de un fracaso. La belleza, el placer, la felicidad, la naturaleza, el talento... piensan, sienten, gozan y actúan en curva. La sutileza, el matiz, el detalle, el color, el aroma, el paladar, el David de Miguel Ángel... son curva. El inmovilismo, la tirantez conceptual, las rigideces mentales, la inflexibilidad y toda su parentela... son el resultado de una ausencia de alegría, de amarga resignación, de estériles tristezas. Por favor, si somos medianamente inteligentes: seamos flexibles; flexibilicémonos.    

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