miércoles, 20 de octubre de 2010

bendita química

Hay días (bueno, más que días... semestres enteros, legislaturas completas) en que de buena mañana un ángel silencioso debería  espolvorear en el aire de las agencias o en las cafeteras de primera hora una dosis conveniente de Prozac o algo semejante. ¡Estamos a menudo tan necesitados de ello! Campañas que no salen, ideas que no nos salen*, concursos que... tampoco. ¿Quién está a salvo en este oficio nuestro de melancolías, brumas del alma y cosas aún peores? Los de RR.HH. (o, en su defecto, los de administración) deberían tener esto en cuenta y suministrarnos generosamente algo (llámese Prozac, serotonina en vena, fluoxetina, yo qué sé, alguna viagra para el alma) que levante nuestro ardor e ilumine nuestro espíritu, tan ensombrecido en días como hoy, en semanas como ésta.  Que así sea. Y que una legión de arcángeles benéficos acuda alguna vez en nuestra ayuda.

(*) léase “me”

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